7/5/11

Gana Perú y las iglesias

Mientras los humalistas oficiales tratan de deslindar de la turba que agredió a Jaime Althaus, (difícil creer a estos voceros... especialmente si se trata de alguno con antecedentes intolerantes y violentos), deseo señalar mi desagrado, como cristiano, con el plan de gobierno de Gana Perú, (notemos que es un plan que se va a "arreglar" o "mejorar" pero no a "cambiar", así que cuando el candidato expresa su mejor imagen, la más democrática posible, ¿debemos creerle?).
No se trata de las personas. Alguien ha pensado que estoy contra Humala, pero ¿acaso no estaríamos orando por él de ganar las elecciones? Cualquier cristiano debería hacerlo. Pero yo estoy contra su plan, contra su concepción nacional-socialista de gobierno. Y contra la dictadura de cualquier tipo, pues respecto a la Iglesia, la democracia es hasta el momento la mejor forma de gobierno, y el libre mercado la mejor forma de dinámica económica.
De acuerdo a lo dicho, quiero referirme específicamente a un párrafo de su plan en la página trece, donde las iglesias están contadas entre aquellos poderes fácticos que debilitan la democracia, que la acosan y que deben ser elegidas controladas y fiscalizadas (es bueno saber que aquello que sucede en China por ejemplo, podría suceder en Perú), porque no desean que nadie más que el "Estado", entiéndase su gobierno, tenga incidencia pública y política:
La democracia es débil e incompleta. Nuestra democracia es precaria también porque está acosada permanentemente por poderes fácticos, tanto nacionales como internacionales, que nadie elige, nadie controla y nadie fiscaliza, como son el caso de los militares, los gremios empresariales, los medios de comunicación masivos, las iglesias y algunos organismos internacionales, quienes a través de canales y mecanismos no institucionales ejercen niveles de incidencia pública y política, fijan las agendas políticas, organizan a la opinión pública y alcanzan niveles de participación privilegiada en la toma de decisiones y ejercicio de poder.
Los de Keiko tampoco son santos. Pero usted no va a notar con ella el fondo socialista, los agazapados de izquierda que esperan con ansias realizar aquello que nunca pudieron, salvo un poco con Velasco, y que sería la catástrofe para el Perú, (quitando la libertad y mucho más). Respecto a la moral o la ética, un poco de lo mismo hay en los dos grupos.
Para mis hermanos, que recuerdan el vínculo existente entre la libertad de expresión y Martín Lutero o la Reforma protestante, la libertad de pensamiento y de creencia, (así como la relación del protestantismo con el libre mercado), nos guste o no, no hay mejor opción que la de Keiko Fujimori en estos momentos. Y me agrada que el Señor no nos responde con personas santas, fuera del seno de la Iglesia, porque quizá nos recuerda siempre que no es por méritos en primer lugar, sino por gracia. Por supuesto que anhelo mucho más para Keiko como para Ollanta, pero en este caso solo estoy hablando de un plan que apunta, entre otros organismos, a las iglesias.

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