11/2/18

La guerra mundial Z... cristianos vs los zombies de la corrupción global

No me gustan los zombies. No me gusta nada que tenga que ver con esos personajes. Primero porque son ficticios, segundo porque me parecen de los más estúpidos y tercero porque ¡representan maldad! Curiosamente, la trama de la película Guerra Mundial Z, proyecta de una manera muy precisa lo que está sucediendo ahora en nuestras sociedades, y todo orquestado desde las organizaciones que, se suponía, iban a defendernos.
Las decisiones de la ONU y la CIDH han marcado un tiempo como nunca antes se ha vivido. Las organizaciones que se supone salvaguardarían la paz y los derechos humanos, ahora están tan corrompidas, que sólo promueven injusticias, intolerancia, desigualdad y opresión.
La "paz" es ahora una forma distorsionada y grotesca de unidad en la que no importan las vidas ni los crímenes, el arrepentimiento ni la restitución, mientras podamos los vivos estar "tranquilos" y "sin violencias". Es decir, pretenden que todos seamos como los alemanes que para vivir tranquilos, tenían que apoyar y apañar el régimen nazi, mientras este destruía con maldad muchísimas vidas. Los ciudadanos se convertían en cómplices del sistema porque no comprendían lo que en realidad sucedía, o porque no deseaban saberlo.
Hoy, los zombies procuran contagiarnos, matan millones de seres  humanos en los vientres de las madres, destruyen el cuerpo de muchos convenciéndoles de un cambio de sexo a causa de un género mental, destruyen su mente alienándola de su cuerpo y de la naturaleza, premian terroristas, es decir asesinos, criminales, con dinero y reconocimiento, con participación política y defensa de su integridad, dejando en el camino gente herida, sufriente, a cuyo luto nadie pone remedio y a cuyo dolor no hay sanidad, porque se ha trastocado la justicia. Se han invertido los valores y se hace de modo que pretende someterse a todo el que discrepe, disienta o proteste. Corrupción y tiranía globalizadas. Los derechos ya no son humanos, derechos de todos, sino sólo el "derecho" de algunos sobre todos los demás. La vida inmoral, impía, inicua, violenta, encuentra ahora perdón sin arrepentimiento, recompensa como cuando se hace un bien.
Ya se veía hace algunos años que la ONU, y después la CIDH, preparaban una agresiva campaña en favor de los lgtbi... a favor del aborto, y a favor de los criminales terroristas. Pero ha sido increíble ver la acogida que tuvo en muchos tecnócratas y políticos, sin el más mínimo remordimiento, sino cual heraldos y héroes, casi mártires, toda esa estrategia que los ha llevado a rasgarse las vestiduras cuando han encontrado oposición a su sacralísima postura. Ideología que, por tener precisamente ese matiz, se está convirtiendo en un estilo de vida, una religión, una carrera profesional, distorsionándolo todo a su paso, y causando una pandemia mental, psiquiátrica, con un virus de demencia ideológica.
La sal de la tierra, y todo el que aún no ha sido contaminado con esta extraña y funesta enfermedad, estamos aún a tiempo de erradicarla. Pero el cerco se va cerrando a medida que este imperio no reciente y anticristiano se va expandiendo. Esta gran bestia caerá. Mientras tanto, debemos resistir hasta el final. El Señor viene.