16/2/13

El Vino

La palabra griega "Oinos" se traduce VINO. Esta palabra es usada por ejemplo en Jn. 2, donde se narra la conversión de agua en vino. Aparentemente es el primer  milagro que realiza nuestro Señor, o uno de los primeros, y sorprendentemente se trata de algo que para muchos podría ser desacertado por la condena que se hace en las Escrituras de la borrachera (1Co. 6:10 por ejemplo; también se puede considerar Mt. 24:49-50). Pero eso es problema de los hombres y no de nuestro Señor. El vino no es malo. Lo malo es cuando abusamos de él. Ahora bien, aquí se trata de aproximadamente de 540 a 810 litros, según algunos estudiosos. Debe haber asistido muchísima gente.
Para pretender restarle "culpa" a nuestro Señor, hay cristianos que dicen que este vino era solo jugo de uvas. Y quizá era así. El hecho es que no lo podemos saber. El maestresala dijo que era un muy buen vino. Y a menos que nuestros prejuicios nos lo dicten, no hay razón aparente para decir que solo era jugo de uvas. El vino es bueno. Y mientras el vino es bueno, la borrachera no. La comida no es culpable de la glotonería. Y el nivel alcohólico no es aquí un dato importante, sobre todo si tomamos en cuenta el comentario del maestresala, que lo considera como cualquier otro vino bueno. Y si añadimos a ello que la palabra griega tratada aquí, es la misma que unida con otras forma palabras como "bebedor de vino" (Mt.11:19; Lc.7:34) o "dado al vino", (1Ti.3:3; Tito 1:7) "embriaguez" o "borrachera" (1Pe. 4:3 ), entonces podemos reafirmar lo que ya hemos dicho. El vino no es el problema. Usualmente el grado alcohólico del vino fluctúa entre 8 y 14%, y es razonable pensar que el hecho por Jesús tenía no solo un mínimo de alcohol sino que también era exquisito y saludable. Pero cuánto de ese vino se bebe es decisión de cada uno.
Lucas 22:18 es un pasaje donde Jesús habla del fruto de a vid como algo que no volvería a beber sino nuevo en el reino de Dios. Pero aquí no hay razón alguna para afirmar que solo habla del jugo y no del vino.
Cuando consideran 1 Pedro 1:19, dicen: ¿cómo algo fermentado puede representar pureza? Porque el vino representa la sangre de Cristo. Pero nuevamente, no es una sana interpretación la que usan sino sus prejuicios.
Para definir mejor el asunto, los que rechazan la idea del vino tal cual lo conocemos, se remiten al AT, porque en el hebreo hay varias palabras que se refieren al "vino". Veamos:
Yayin
Tyrosh
Shekar
Shemer
Sove
Yeqeb
Asis
Luego la primera razón que dan los que asumen que solo era jugo de uvas lo que el señor hizo, o lo que Dios permite, es que en la Pascua no se debía comer cosa fermentada (Ex.12:5-20). Pero esa fiesta no es la que se celebra en el caso de Caná. Además, aún en la Pascua, no se habla de lo que se bebe sino de lo que se come. Y el vino ha pasado por ese proceso de fermentación pero ya no se encuentra en ese estado cuando lo bebemos. Ahora bien, recordemos que
mientras a los líderes de Israel se les aconseja abstenerse del vino (Prov. 31:4-7), a los sacerdotes se les prohíbe terminantemente cuando servían en el templo, pero esa prohibición no solo era de tomar vino sino también de abstenerse ¡de cualquier tipo de uva! (Lev. 10:9; Nm. 6:3; Ez. 44:21; ). Pero de otro lado, siendo el vino una muestra de la bendición de Dios, la primicia tenía que beberse en su presencia para alegrarse delante de El (Dt. 7:13; 14:23-26), lo cual no significa que se admitiesen borrachos, (Dt. 21:18-20). El Señor concedía que su pueblo se alegre con el vino (Ecl. 9:7).
De hecho, nuestros hermanos bebían vino. De otro modo no se explica por qué tendrían os apóstoles que prohibir su consumo exagerado especialmente en los lideres, (1Ti. 3:8; Tito 1:7; 2:3). Y 1Co. 11:20-22 nos revela que el vino que bebían nuestros hermanos podía embriagar. Eso es objetivo. Pero ahora algunos hacen con nosotros lo que en ese tiempo otros hacían con Jesús: le tildaban de borracho por beber vino (Lucas 7:34). Y está claro que aceptar el consumo de vino no significa ser un borracho, como usar utensilios cortantes no significa ser un delincuente (en la cocina por ejemplo). 
Hay algo precioso en el vino. Por ejemplo, su relación con la embriaguez que produce el Espíritu. Obviamente, el consejo es no embriagarse con vino, pero el paralelismo sugiere la idea de embriagarse con el Espíritu (Ef. 5:18).  Y ¿no es clara su relación con la sangre de Jesucristo que nos salva? eso es evidente  en la conversión del agua en vino, en Caná de Galilea, donde nuestro Señor devela sutilmente el momento de su sacrificio, y luego cuando ya con claridad lo declara en la santa cena.