Nuestra fe está caracterizada por la exclusividad. Esto es así porque declaramos que hay un solo Dios y un solo Señor (y que este es asimismo único mediador y único Salvador).
Esta exclusividad, ha sido en extremo ofensiva para los seguidores del padre de la mentira. Ellos, sin reflexionar en la verdad o falsedad de tal doctrina, sencillamente la descalificaron por enemistad y por defender sus dioses y su ética, acusada por la de los cristianos.
Primero, los perseguidores se victimizaron o menospreciaron nuestra ética o nuestra fe. Después, acusaron. Luego, persiguieron sin miramientos. Casi siempre se repitió ese patrón, (en la Biblia, pueden verse casos como Gn. 19:9. Hch. 19:23-31).
En la sociedad romana, a los paganos les ofendía que los cristianos solo admitiesen un Dios verdadero. Querían que se respete y admita a sus dioses, como ellos hacían con los de los demás, (lo que para un pagano politeísta es lo normal).
Así, la fe cristiana caía antipática, (o al menos es lo que procuraban los incrédulos), discriminadora, intolerante, irrespetuosa, "paganofóbica"...
¿Ve usted algún parecido con nuestros tiempos? Oremos que la luz brille en los corazones y las mentes de muchos. Aunque pronto se cerrará la puerta, aún queda un poco de tiempo para esta final cosecha.