6/6/12

El agua y el oro

Al parecer, en nuestro país se viene dando una pugna debido a malos entendidos conceptuales o de información, muy semejantes a los que se dan en la Iglesia cristiana en cuestiones teológicas o doctrinales. Lo digo porque por un lado, muchos cajamarquinos prefieren el agua y no el oro. De otro lado, muchos cristianos afirman también que debemos cuidar la sana doctrina sin aceptar a la llamada teología de la prosperidad.
Lo que no ven unos y otros, es que se pueden aceptar las dos cosas. No son antagónicas ni excluyentes necesariamente. Cajamarca puede tener agua limpia, potable, saludable, y tener oro al mismo tiempo. Es solo cuestión de diálogo y acuerdos.
Los agitadores aprovechan la desinformación, la falta de conocimiento. Entonces, se debe realizar una profunda reforma educativa, que hace rato clama por ser tomada en cuenta. Pero no solo desde los colegios, porque no estoy hablando solamente de programas educativos escolares, sino en las calles, desde los diarios y radio emisoras. Una educación verdadera que se predique con el corazón comprometido.
Casi cualquier evangélico sabe predicar y defender su fe. Conoce las Sagradas Escrituras. Pero nuestros compatriotas, ¿saben defender su gobierno, o las bases ideológicas o filosóficas de la democracia y el principio de autoridad, o de lo conveniente que resulta el orden?
Yo creo firmemente en la bendición de Dios en todos los ámbitos de la vida. No soy un idealista. Toda mi infancia y juventud he vivido en la pobreza. He sufrido muchas cosas como para convertirme en un renegado social, (de hecho, en esa linea estaba cuando coqueteaba con patria roja), porque viví injusticias, menosprecio, amenazas, racismo, etc. Vi con simpatía la teología de la liberación cuando era seminarista en un centro de estudios evangélico. Tenía el corazón amargado. Mi inclinación ideológica o filosófica no era muy racional. Era más bien emotiva. Y procuraba que mis razones se subordinen a ello. Pero la luz de Jesucristo pudo más.
El resentimiento social puede llevarnos a hacer cosas de las que luego nos arrepentiremos o tendremos remordimiento. En cambio, acercarse al Señor es el bien. Podemos levantarnos para hacer lo bueno. Sabiéndonos amados somos instrumentos de cambio en este mundo amargado y necesitado de cambios, de beneficios. Prudentes como serpientes, pero sencillos como palomas (Mt.10:16).
Sí, Jesucristo bendice. Y el agua de vida no se aparta del oro, mas nos lleva hacia él. Si fueran cosas opuestas, sin dudar escoger el agua será lo mejor. El agua es vida. Pero si renovamos nuestra mente, notaremos que se abrazan, que no es necesario pelear cuando el Dios del universo ha querido bendecirnos con todo. La mentira del diablo se presenta también pretendiendo oponer una verdad con otra. ¿Y no es que hay una raza superior? No. Hay variedad y color. Y así como resulta estúpido oponer a las razas, o al hombre y la mujer, puesto que son complementarios, resulta necio oponer bendiciones entre sí. El Perú es bendito. Somos libres, seámoslo siempre.