26/3/16

Los santos: ¿personajes religiosos y míticos o personas como usted y yo?


Causa desazón leer a personas cultas pero ignorantes de la verdad que las Escrituras nos ofrecen. Por ejemplo, Francisco Miró Quesada Rada* nos habla de los santos de una manera tan pueril que uno no puede menos que entristecerse al deducir que esa es una de las razones de por qué el cristianismo está como está, especialmente en el sector católico.
Desde que alguien asume el concepto de santidad desde la canonización católica, ya alteró la esencia de la Iglesia y el cristianismo. Todos pueden ser unos relajados y corruptos creyentes de segunda, tercera y cuarta, porque la santidad es cosa de los pocos que eligen esa vida y si es que en el Vaticano los reconocen como tales.
Y si a eso le añadimos el aspecto cultural, artístico, entonces además de relajados somos los cultos, los críticos de arte que viven un cristianismo en sueños, admirando "iglesias" que son sólo edificaciones que nada tienen que ver al final con aquella que Cristo edificó sobre la fe de Pedro.
Si algo debo reconocer en el artículo de don Francisco, como quien procura descubrir algo esencial, es que reconoce con extrañeza a los que llama "santos guerreros", como Juana de Arco, San Luis (rey de Francia) y Fernando III el Santo (padre de Alfonso X el Sabio).
Juana de Arco fue traicionada por los católicos. Su canonización es de hecho sólo una forma de ocultar con hipocresía esa gran traición.
De los otros dos, no veo razones para una canonización pero tampoco me extraña pues el Vaticano ha canonizado a quien le dio la gana.
Marco Aurelio Denegri** escribió con más realismo, aunque su perspectiva no es la de un cristiano. Compara al héroe Drácula, (para los rumanos lo es), con los santos católicos, porque reconoce lo que he dicho: se canoniza a cualquiera. Por ejemplo, recuerda que fueron canonizados algunos "inquisidores detestables y homicidas notorios, como el italiano Pedro Mártir, de Verona, muerto en 1365, y el español Pedro de Arbués, este último elevado a la categoría de santo en tiempo de Pío IX, y que había despertado por sus crímenes un odio justificadísimo entre sus enemigos, que lo asesinaron el 14 de septiembre de 1485".
Además, menciona a los santos "inexistentes", como San Renato, Santa Reina y Santa Corona, Santa Filomena, cuyo culto fue abolido por la Iglesia en 1905, o el de San Expedito, (otro santo que tampoco existió), aunque también anota que su abolición disgustó mucho a los fieles porque "Expedito milagreaba admirablemente, hacía cualquier cantidad de milagros". Es por eso que cita a Manuel  González Prada, quien afirma que para la realización de ese tipo de milagros no hay necesidad de santos sino de pícaros y bobos.***
Unamuno y Ricardo Palma no dejaron de expresar su desagrado ante estos cultos.****
Las Escrituras nos enseñan que la Iglesia es santa y que cada creyente ha sido santificado y debe seguir su proceso santificador. "Sed santos como yo soy santo" es el llamado de Dios para todos los que creen en Jesús. No lo es solo para unos cuantos. Luego, los santos son los que se consagran al Señor, sean o no reconocidos o canonizados por la iglesia católica.
Cuando usted lee la Biblia, se encuentra con que los santos son tales por obra de Dios y no por un proceso llevado a cabo en las oficinas del Vaticano o de alguna otra iglesia. La Biblia enseña que TODOS los que creen de verdad en Jesucristo y le invocan con sinceridad son lavados de sus pecados y son por lo tanto santos. No necesitan de un proceso humano de canonización. Solo necesitan seguir ese camino de consagración y santificarse más:
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14.
¿Por qué? Porque el Señor ha ordenado y llamado a todos los creyentes:
… Sed santos, porque yo soy santo. 1Pedro 1:16.
La santidad es parte de la vida de todo cristiano. Y no significa que seremos perfectos. Pero significa que queremos agradar a Dios. Y tampoco somos santos desde las apariencias, sino que hemos de procurarlo desde el corazón.
En la Biblia se llama “santos” a los que están cerca de Dios, como los ángeles, y después a los miembros de la comunidad cristiana, como puede verse claramente en Colosenses 1:2:
…a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Es completamente extraña la idea de personas “canonizadas”. Tampoco es necesario que hayan realizado milagros, (y menos aún después de fallecidos).
Oremos porque en nuestro país y en el mundo, haya una iglesia con verdaderos principios cristianos, con fundamento sólido y no con débiles y pueriles conceptos que solo debilitan la fe y contaminan el alma con mentiras y con un sutil paganismo.

*http://elcomercio.pe/movil/opinion/columnistas/estado-santidad-francisco-miro-quesada-rada-noticia-1888769
** http://larepublica.pe/19-06-2005/marco-aurelio-denegri-un-heroe-inesperado-y-algunas-canonizaciones-singulares
*** Manuel González Prada, Obras. Prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez. Lima, Petro-Perú, Ediciones Copé, 1986, IV, 205-206.
**** Miguel de Unamuno, Soliloquios y Conversaciones. Madrid, Biblioteca Renacimiento, 1911, 236.
Ricardo Palma, Tradiciones Peruanas, V, [141].) San Expedito, dice Palma, era “el santo a la moda para proveer de marido a niñas crédulas y alborotadas”. (Tradiciones, V, 145.)

2/3/16

El suicidio heroico

Leyendo respecto al suicidio de un hijo del Pastor Rick Warren, pude notar que entre los comentarios se daban condenas sin la menor consideración y tratando las Escrituras con ligereza. Eso me ha motivado a escribir tocando este tema. 
No se quién inventó eso de que los suicidas se van al infierno o algún lugar donde no está el resto de los fallecidos. Pues bien, debo decirles que eso depende. 
Es verdad que el suicidio puede ser un acto ilícito cundo se constituye en un acto contrario al amor por sí mismo, por el prójimo, (porque ofende a la sociedad a la cual pertenece, familia, pareja, etc.), y por Dios, (porque la vida es un don dado por Dios y sujeto a su potestad). Pero también es cierto que:

  • No toda persona que se suicida esta en completo uso de sus facultades.
  • El suicidio por si mismo no es siempre causa de condena, (no todos lo hacen por cobardía o desprecio de la vida, o de Dios).

Lo importante es como se va el suicida y no el solo hecho del suicidio. Su caso es parecido al de otra persona que muere sin paz con Dios aún sin suicidarse. Me explico:
Además de las personas que se suicidan porque no estuvieron en sus cabales, (cosa que considero no podemos juzgar livianamente), muchas personas apelaron al suicidio en casos de guerra o para evitar ultrajes y humillaciones, o inclusive para defender la vida de otros. Entre estas personas están mártires cristianos y también héroes nacionales de casi todos los países, (en el Perú tenemos por ejemplo a Alfonso Ugarte). 
En la Iglesia, podemos recordar que la historia nos habla de cristianas que escaparon a los ultrajes suicidándose. ¿Las juzgaremos y condenaremos por eso? Y si los mártires cristianos se van al infierno, ¿qué esperanza tendremos los demás? Pero, si lo mismo pasa con los héroes nacionales, ¿por qué las iglesias los ensalzan? 
No pensemos que solo Judas se suicidó. Si consultamos con las Escrituras, veremos  por ejemplo que en el caso de Saúl, luego que se suicidó para que los enemigos filisteos no se burlen de él, (I Samuel 3I:3-5), David le recuerda elogiándolo como un gran guerrero y bendiciendo su memoria (2 Samuel I:I7-27). No vemos lo mismo respecto a Judas, de quien bien claro habló el Señor y también los discípulos respecto a su condenación por su traición. No pongamos entonces, como razón de su condena, el suicidio. Judas se condena por su traición antes que por su suicidio, así como cualquier persona al morir tiene su destino dependiendo si esta en comunión con Jesucristo o no.
El caso de Saúl, es el que nos acerca a los suicidios heroicos en la Biblia. Pero si la persona de Saúl no resulta muy convincente por sus anteriores y graves pecados, recordemos por ejemplo a Sansón. Él decidió morir suicidándose para terminar también con la vida de los filisteos, (Jueces 16:30). ¿Y no está cerca de esto el caso de Jonás, quien dice a los marineros que lo echen al mar?
No podemos condenar a una persona sólo considerando el suicidio, si ese fuera el caso. Los por qués y para qués deben considerarse. Las motivaciones y los propósitos. 
Con esta reflexión, espero que aquellos que tuvieron amigos o familiares que se suicidaron tengan paz. No te aflijas más por esto. Dios te bendiga.