7/11/13

Cuando vivir "a mi manera" puede ser muy peligroso

Puede que a usted le haya gustado la canción que llevaba ese título, pero hay un sentido en el que vivir así puede ser fatal. Permítame aclararle a qué me refiero. 
¿Sabe usted por qué Dios envió el diluvio? La gente de ese mundo (entiéndase sociedad, cultura) vivía como si Dios no existiera. Es decir, no era muy diferente a la de nuestros días. Y no crea usted que por ser ateos. Era más bien un estilo de vida en el que Dios no era tomado en cuenta. Si usted hubiera podido conversar con alguno de ellos, y le hubiera preguntado si creía en Dios, seguramente que le hubieran respondido que sí. Y quizá hasta pudiesen haber sido muy religiosos. Pero como afirma la Biblia:

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19
Así, esa creencia se parece mucho a la forma en que los demonios piensan en Dios. Es solo una creencia sin congruencia. Y ese estilo de vida es lo que la Biblia llama impiedad. Y esto mismo es la base de una sociedad anárquica que termina siendo injusta y violenta. Porque donde no hay temor de Dios, ese es el destino. Y esta es la causa por la que nuestro mundo está como está. 
Pero ¿cómo es posible creer en Dios y vivir impíamente? Ya lo vio usted en el ejemplo de los demonios. Si algo les caracteriza es que no les importa hacer la voluntad de Dios. Por un lado, al igual que usted y yo, no desean ser castigados... temen. Y hasta tiemblan según el versículo citado. Pero, ¿piensa usted que eso los llevará a arrepentirse y procurar agradar a Dios? Claro que no. Es de ese modo como sucede también entre los hombres impíos. Pueden ser muy religiosos, pero no es porque deseen agradar a Dios verdaderamente. Solo desean acallar sus conciencias, porque en cuanto a la verdad, no les interesa. Y se fabrican dioses que no pueden decirles nada, o hacen que cualquier cosa se convierta en su dios. Pero al final, lo que en realidad están haciendo es endiosarse a si mismos en tanto que su religiosidad solo se trata de hacer lo que cada uno quiere y vivir a su manera. ¿Dónde está el Dios creador y verdadero en todo eso? El apóstol Pablo grafica muy bien esa actitud en el primer capítulo de la carta a lo Romanos, mostrando de ese modo el origen de la idolatría, entendiéndola como la forma en que los impíos se encaprichan en hacer una religión a su estilo, pero jamás de acuerdo a la voluntad de aquél Dios en el que dicen creer. 
¿Cuál es la diferencia entonces con los piadosos? Jesús lo enseña con suma claridad cuando afirma: 

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:31-32.

Los piadosos o fieles son los que permanecen en la palabra de Cristo. La guardan, la recuerdan, la meditan, la aman, la creen, la obedecen, la siguen hoy, mañana y siempre. Si usted es un discípulo de Cristo, quizá no es mejor que muchos, pero algo lo caracterizará y distinguirá delante de Dios: Usted ha decidido hacer la voluntad de Dios y por lo tanto tomará las enseñanzas de su Hijo Jesucristo como guía y norma para su vida, desde hoy y cada día. Sus acciones, pero antes sus pensamientos e intensiones, usted podrá ponerlos ante esas verdades y las examinará ante esa luz, porque más que vivir a su manera, le interesará vivir a la manera de Dios. Por ello es que la Biblia será tan importante para usted, y no porque sea un religioso más. Esto marcará la diferencia. 
Dios le bendiga. 

6/9/13

De la gloria de la sal

La gloria de Dios y las miserias del hombre a veces son parte de una misma reflexión como ahora. Recordaba por ejemplo la manera cruel en que fue asaltado nuestro hermano Felipe. Sin mediar palabra, le dispararon en la rodilla. Cayó al suelo y le pidieron su billetera. Casi sin poder moverse, la entregó. Pero antes de retirarse, el delincuente le disparó en la otra pierna.
¿Como veo la gloria de Dios en esto? Milagrosamente, ninguna de las balas tocó un hueso ni arteria importante. Los doctores también se sorprendieron de que saliera ileso de esos disparos. El único hueso afectado fue el de un dedo en el pie derecho. Gracias a Dios, no reultó en nada grave.
Seguramente el Estado debe hacer ya mismo algo bien planeado y ejecutado respecto a la seguridad ciudadana. Pero mientras exigimos eso como ciudadanos, ¿no debemos también hacer algo al respecto? Y es este el punto en el cual me duele que la Iglesia, en lugar de ordenarse, unirse y combatir con mayor efectividad las puertas del Hades, siga el juego al adversario concentrándose en el mutuo ataque.
Debemos recordar que la sociedad no tiene la fuerza necesaria para combatir el mal si no es con el poder que la Iglesia tiene. Es decir, mucha gente se inclina a callar, ser cómplice o a unirse a lo malo, solo por miedo. Por ejemplo tomemos un asunto sencillo: el cole. Un alumno al que sus padres le han enseñado valores... desligados de a religión o la fe, se encuentra en el colegio con un grupo de alumnos abusivos y burlones (allí los abusos se dan medio "en broma", medio en vacilon"). Ve a un alumno ser el punto de estos y pretende defenderlo. Pero la "mancha" se le "achora". Lo "cuadran" y le someten a un tratamiento sicológico intenso a partir de ese día. Y entre los "principios" que se le comienzan a inculcar está el de lo vergonzante que puede ser el convertire en "soplón".
¿Cómo es que las pandillas y las mafias van imponiendo su dominio si no es en base al miedo? Y sí, se que hay personas que procuran firmeza en sus convicciones, principios, valores... pero son pocas. La fuerza masiva, en mi opinión, está en las iglesias. Y estas se encuentran en todo lugar. En todos los estratos. Nuestra confianza en la eternidad con el Señor que nos rescató nos da suma fortaleza. De modo que se cumple la Escritura que afirma que el amor echa fuera el temor. Y si las iglesias pueden ser de mucha bendición, pienso que, por un lado, el Estado debe apoyarlas. Porque de su beneficio hablaríamos para rato, tocando una gama diversa de aspectos e implicaciones. Pero eso no bastaría. Los cambios legales que nos lleven a lograr libertad e igualdad, coordinacion y valoración desde el Estado, etc., no van a hacer mucho si las iglesias se desvirtuan. Nuestro Señor Jesucristo lo advirtió: 
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres...
 No. No lo digo para que mire a sus hermanos y los apunte con el dedo. Lo digo precisamente para que deje de juzgarlos y decida unirse más, procurar la unidad con las otras denominaciones, respetándonos... amándonos... como el Señor nos enseñó y ordenó.
Siempre digo que el mundo necesita la Iglesia. Pero una iglesia de verdad. ¿Qué ofrecemos, por ejemplo, que sea mejor que lo que el vaticano ha dado? Mucho iniciando con la verdad. Pero si permanecemos en ella, entonces será porque la seguimos en amor. Y así, el Hades retrocede, las calles son más felices... nuestra ciudad tiene paz y nuestro país florece bendecido. Aunque la tierra siga temblando. Porque la gloria del que vive por los siglos es así vista entre los hombres... y ¡esta es nuestra gloria!

27/7/13

La independencia peruana del poder vaticano

Como dije antes, a los cristianos nos toca celebrar doblemente nuestra independencia. Nos hemos librado de dos yugos. Y personalmente, esto lo puedo vivir  en Julio y en Octubre. La Iglesia del Espíritu Santo, (a la que pertenezco), celebra su aniversario en octubre. Esta es la celebración de mi salvación en medio de la congregación, y de mi libertad respecto al dominio vaticano. Y me ha alegrado saber que la primera declaración de la independencia del Perú se dio en el mismo mes: Fue en Ica, según datos provistos por la historiadora económica Roxanne Cheesman.* Posteriormente se declaró en Lima.


CRISTIANO, PERO NO VATICANO

El anhelo de libertad está acercando a los peruanos a conocer a Jesucristo. Aunque hemos vivido mucho tiempo bajo un remedo de cristianismo, porque la mayoría de los liberales peruanos se han coludido con el catolicismo fanático, lamentablemente, se dieron algunas señales cuasi proféticas como Manuel González Prada o Clorinda Matto de Turner. Y entre esas excepciones, aunque no como peruano, está José de San Martín, quien quiso introducir la libertad de culto en nuestro país pero el retrógrado Congreso no lo aprobó,** (aunque después curiosamente le otorgó poder total). En su tiempo fue muy importante la labor de Diego Thompson, a quien San Martín ayudó permitiéndole establecer las escuelas lancasterianas que seguramente influenciaron en el pensamiento del pueblo. 
En esos días... y mucho después, la iglesia católica estaba amarrada con la clase alta. Aún en tiempos de Ramón Castilla (que gobernó entre 1845-62) seguía siendo la única religión permitida. No obstante, en el inicio del gobierno de Castilla se concedió felizmente, a los comerciantes extranjeros, el derecho de celebrar cultos protestantes.** Luego, en 1891 la Corte Suprema del Perú legalizó el culto no católico (aunque prohibiéndole que sea público). Algo es algo.  
En el 1897 el Congreso aprobó una ley que permitía el matrimonio civil a no católicos, (aunque se dieron malentendidos, en 1903 se aclaró que era para los que nunca fueron o dejaron de serlo). En 1915 (gobernando Leguía) el Congreso modificó la Constitución tolerando el culto protestante. Iniciaba así nuestra libertad religiosa, nuestra independencia del yugo español, o mas bien vaticano, que nos sometía a los dogmas que trastocaron la vida y la verdad de la más bella y verdadera de las religiones... Y aunque al poco tiempo Leguía, instalándose como dictador, firmó una ley prohibiendo que se enseñe doctrina protestante inclusive en colegios protestantes, felizmente fue derrocado por Sánchez Cerro :) 
Entre los grupos políticos, quizá los que cultivaron vínculos más fuertes con los protestantes, fueron los apristas. Y eso comenzando con el propio Haya de la Torre (con varios notables amigos protestantes). No extraña que hasta hoy tengan una fluida relación y que sean ellos precisamente menos católicos que otros.
Ah! Olvidaba que fue Morales Bermúdez quien aseguró la posición ventajosa para el Vaticano cuando firmó el concordato, sin consultar al Congreso y de manera tal que prácticamente nadie se dio cuenta. Como informo en la página vinculada, la Constitución vigente entonces era la de 1933, cuyo artículo 234 establecía que las relaciones entre el Estado y la iglesia católica debían regirse por un concordato celebrado con arreglo a las instrucciones dadas por el Congreso, y puesto que en ninguna manera este intervino, el concordato mencionado es INCONSTITUCIONAL. 
Uno que aprovechó la labor de las iglesias evangélicas para llegar al poder fue Fujimori. Esperemos que su hija, así como los apristas, tomen la misma linea pero con más sincera identificación y sobre todo convirtiéndose de verdad a Jesucristo. ¡Le haría tanto bien a nuestro país! 
Fujimori obtuvo logros a nivel político-militar permitiendo que Toledo realizara algunos cambios beneficiosos a nivel económico. También a nivel religioso, (quizá influenciado por el judaísmo de su esposa), aperturó un poco más la participación protestante institucional. Luego, en el segundo gobierno de Alan García se dio la ley de Libertad Religiosa (29635). El Congreso la aprobó al estilo chicha, con el apuro de quienes consideran que no merecía mayor investigación ni consideración. Pero al menos es una ley que ordena mejor lo que hasta aquí se ha logrado, aunque no toca en nada al Vaticano en tanto no puede anular una alianza internacional, que es lo que constituye el concordato, por lo que seguirá recibiendo un trato "especial" como señalo en la página citada. Ninguno de los más cultos políticos, se da cuenta hasta ahora que estar de la mano con el Vaticano no puede dar buenos frutos (digo, bienestar para el país y no solo logros políticos partidarios o electoreros). Y en esto, nuestros nacionalistas tampoco han abierto los ojos como hubiéramos esperado... 

EVANGÉLICO SOY, Y NO ME COMPADEZCAS

Aquí estamos. No tememos que las iglesias romanas sean muchas... Seguimos a un solo mediador entre Dios y los hombres (1Ti. 2:5), y más preocupados que por la personería jurídica o la aceptación del Estado lo estamos por nuestra fidelidad a Jesucristo.
Los evangélicos o cristianos, hemos sido uno de los grupos más marginados y atacados en el Perú. Hermanos nuestros que trabajaron por ejemplo con John Ritchie (misionero que trabajó con la Alianza Cristiana y Misionera, y con la IEP), fueron apedreados en algunos pueblos. Penzotti fue encarcelado, y si no fuera por el Consulado de su país, seguramente habría terminado muy mal. Y como la mayoría de los que profesaban nuestro culto eran entonces extranjeros, usted puede notar que no son pocos los casos, y nada hay de causal, en el hecho de que precisamente ellos son los que más aparecen en los registros de la "santa" inquisición.
Hoy, todavía se malentiende lo que significa ser peruano. Se asume que hay que creer todo lo que las antiguas culturas pre-incas o inca creyeron y que se debe dar culto al sol o a la pachamama... ¿No resulta ridículo? Los medios pretenden hacernos creer que lo peruano es lo supersticioso, lo idolátrico, lo místico pero vacío a la vez. Todo aquello que se ha constituido en la razón de nuestro atraso. Los dioses que nada dicen y que todo disculpan, las imágenes con las que se puede vivir una hipocresía tan grande como tener la cara gacha un momento y al rato dejar que todos lo pecados salgan cual bestias salvajes en una celebración orgiástica y violenta. Una religiosidad "libre" no por serlo sino por permitirlo todo, causante y si no cómplice de todo tipo de corrupción nacional, ante la que esos mismos religiosos se rasgaran las vestiduras... como si fueran diferentes.
Aquí estamos. Somos peruanos. Somos libres por el Dios de Jacob, a quien se invoca en el himno patrio, y quien nos mostró su gloria en el rostro de su Unigénito... y lucharemos porque todo el Perú sea verdaderamente libre... Sí, también del Vaticano.

* El Comercio, 27/07/13.
** Tesis de Wenceslao Bahamonde: The Establihment of Evangelical Christianity in Perú, 1952. 
*** Para este y otros datos citados aquí, Juan B. A. Kessler: Historia de la Evangelización en el Perú. 2010.