17/12/08

Jerusalén

Estás aún. No te han podido quitar.
Te extraño aunque estás cerca.
La matríz de la que surgiste te anhela desde los cielos,
en sus hijos de la tierra.
Podría derramar sangre mía en la tierra por verte venir?
Ya te dijo cuánto te ama, en los cielos y en la tierra.
Y yo solo te bendigo,
aunque a veces desconozcas a tus hijos.
Porque te ha visto como gallina a sus pollitos
deseando ser tu Pastor.
Tú le quisiste lejos, en el crucifijo,
y él te ha mirado Fiel. No te dejará,
hasta el día que la gloria
sea vista sobre tí cuando digas
que es bendito el que viene
en el Nombre de HaShem.

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