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3/1/08

Arkhe y Praxis

Hace algunos años oí a un profesor comentar que la cultura humana llegaría a un pleno desarrollo y que luego comenzaría a declinar en una especie de retroceso histórico inevitable. A veces sospecho que la moda “retro” está diciéndonos algo parecido. Espero que no, porque sería lamentable. Pero si ese es el mensaje, podemos decir que a nivel artístico o musical, parece que hay gente que sí retrocede. La música “de moda” parece ser cada vez menos musical, menos armónica. Y lo mismo sucede con la letra que acompaña a esas composiciones. Poco hay de creatividad y trabajo. Poco de inspiración. Hay una expresión cada vez más burda, primitiva, infantil, (no de inocencia sino de vano y ridículo), egoísta, craso y grotesco.

Pero más lamentable que lo anterior es el hecho de que las nuevas generaciones parecen tener poco criterio al respecto. Y de hecho, en ninguna generación es fácil ir contra la corriente. Pero, ¿se han dado cuenta que ahora ir contra la corriente parece significar ir contra cosas buenas? Ser medio malo, ser “maldito” o “dark”, etc., parece ser atractivo. Y la impaciencia se mezcla con la cobardía. Quiero decir, el deseo de las cosas rápidas (un signo que caracteriza también a esta generación) se une a la necesidad de aceptación (que a veces tiene altos costos), y resulta en mediocridad, en copias fotostáticas de una máquina que pretende ser contestataria pero que solo es una deformación de causas legitimas de protesta. Es la delincuencia aprovechándose de algunas libertades de la democracia, y que tienta con ir hacia la dictadura o unirse a su poderío brutal, injusto, cuasi-cool, enmascarado e instintivo.

Gracias a Dios la Iglesia es otro pueblo. Y gracias también a El conservar principios eternos no va con modas ni cambios temporales. Ni tradiciones ni innovaciones en si mismas sino haciendo historia desde la verdad. Gracias Señor!