7/5/14

Lo que Jesús de Nazaret afirma respecto a la práctica homosexual

Me enteré hace poco que una conocida periodista peruana exigía, en torno al tema del proyecto ley de unión civil no matrimonial, que alguien le diga si el propio Jesús había afirmado algo en contra de la homosexualidad. No quería frases del AT ni de los apóstoles. Tenía que ser algo dicho por el propio nazareno. 
¿Por qué esta insistencia? ¿Quizá deseaba dejar bien claro que, (1) Jesús lo reprobó... o (2) que no habiendo dicho nada podría aprobarse en el seno del cristianismo? Pero, ¿sería más cristiana nuestra postura al respecto si nuestro Señor hubiera hablado más claro en torno a ello? ¿No es suficiente lo que afirma toda la Escritura en la que no están las palabras de Jesús? 
Si se trata de la segunda posibilidad, entonces hay un prejuicio o desconocimiento en esa persona, por lo que piensa que solo si el mismo Jesús afirmó algo deberíamos acatarlo los cristianos, pero si lo dijo un profeta cualquiera o algún apóstol, entonces seguramente no sería tan serio o no se debería asumir dogmáticamente. 
No obstante, es muy claro que nuestro Señor no soslayó este asunto, sino que lo implicó, como solemos hacer todos, porque ¿quién habla de cada tema u objeto específico que se da sobre la faz de la tierra? ¿No es ridículo esperar eso de cualquier maestro, filósofo, ético, orador, religioso? Con mayor razón cuando solo se tiene tres años de ministerio. Pero se añade el hecho de que ya otros lo han tratado antes que él y hay acuerdo y consenso en torno al tema. Es entonces desde esta consideración que podemos afirmar:

Jesucristo enseñó que el diseño de Dios para el matrimonio es la unidad del varón y la mujer

Cuando nuestro Señor habla del matrimonio, lo hace tomando en cuanta el marco que él mismo estableció a través de las Escrituras, específicamente en el Génesis. Por ello, afirma citado por Mateo:
"¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." Mateo 19:5-6. 
Del mismo modo en el Evangelio de Marcos:
"Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." Marcos 10:5-9.
Esto lo hace Jesús infiriendo que Dios hizo al hombre varón y mujer precisamente en vistas a la unidad que habían de establecer en el matrimonio. Y esa unidad precisamente en cuanto serían una sola carne, de modo que la sexualidad está reservada para su disfrute entre un hombre y una mujer. 

Nuestro Señor sí desaprobó y condenó la homosexualidad

Cada una de las ocasiones en que Jesucristo admite el divorcio, lo hace únicamente en un caso de pecado grave: la fornicación (Mateo 5:32 y 19:9). ¿Y qué es la fornicación? Pues se trata del pecado sexual que implica diversas formas. La mayoría de estos casos son detallados en Levítico 18. Se menciona el adulterio, el incesto, ... Y allí, entre otras abominaciones, usted puede leer bien claro que se incluye la práctica homosexual como pecado. El v. 22 dice "No te echarás con varón como con mujer; es abominación". 
Cuando Jesús menciona la fornicación como razón de peso para divorciarse, ¿cree usted que no está viéndolo como pecado? ¿O le parece que su concepto de fornicación no es el comúnmente aceptado por la sociedad judía de entonces? Nuestro Señor defiende el matrimonio con tal fuerza que casi no admite nada que lo separe. Solo la fornicación por constituir algo grave, terrible. 

Jesucristo avaló el AT, y su ética que condena claramente la homosexualidad

Además de Levítico 18, usted puede leer varios pasajes bíblicos más en los que se prohíbe y condena la práctica homosexual. Si bien el pacto mosaico no fue el mejor ni tenía lo perfecto, ni podía salvar, constituyó testimonio, profecía, promesa y bendición a cumplirse precisamente en Cristo y el nuevo pacto que él instauraría. Luego, es importante notar que las Escrituras de ese pacto condenan la práctica homosexual. Pero para no volver a escribir lo mismo, le remito a http://koreshir.webs.com/homosexualidad.htm, donde puede leer cada cita. 
Al contrario de lo que muchos piensan, Jesucristo no desechó ni abrogó el AT. Más bien lo refrendó, avaló, confirmó y cumplió:

  • No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Mateo 5:17-18.
  • Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Lucas 24:44.
Ahora bien, cuando nuestro Señor menciona lo acaecido en las ciudades de Sodoma y Gomorra*, como algo justo, aunque menos grave que rechazarle a él y sus enviados, (Mateo 10:15; 11:23-24; Marcos 6:11; Lucas 10:12 y 17:29), nos está diciendo que no solo desaprueba ese pecado sino que considera justo el juicio a aquellas ciudades, así como considera justo, (de otro modo no pronunciaría ninguna advertencia), el juicio sobre aquellas ciudades que le han escuchado sin convertirse. 

Jesucristo enseñó a sus apóstoles la doctrina y ética que ellos luego nos transmitieron

Las palabras de nuestros apóstoles deben ser tomadas como las de Jesucristo. Así como usted no comprendería bien el AT sin leer el NT, entenderá mejor las palabras de Cristo leyendo a sus apóstoles. 
Le pongo un ejemplo: La mayoría de la gente piensa que lo más importante de la ley se halla en los diez mandamientos. Pero los dos mandamientos más importantes, de los que toda la ley depende, no están en el decálogo, (sino implícitamente).
Asimismo, yo puedo valorar un principio más que otro, de entre todos los que en el NT se enseña, pero no puedo quitar, negar, desechar alguno por causa de otro, porque la Escritura no se contradice. Se complementa. Y porque el que las inspiró es el mismo Espíritu,se trate de las palabras de Cristo o las de un apóstol.
Por lo tanto, cuando el apóstol Pablo afirma: 
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1Corintios 6:10-11.
Usted puede estar seguro que ese apóstol está sencillamente expresando lo mismo que Cristo diría. El citado Pablo, por ejemplo, afirma su autoridad cuando dice: 
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Gálatas 1:11-12.
Y en tanto Pablo es por quien nos llegan las palabras más claras en el NT respecto a la práctica homosexual, permítame citarle las palabras que dijo Pedro respecto a los escritos de Pablo:
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. 2Pedro 3:15-16.
 El aval de Pedro para con Pablo es evidente. Lo escrito por Pablo constituye para Pedro, nada menos que Sagrada Escritura, inspirada por Dios. 
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*Las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron conocidas por su violencia, especialmente de tipo sexual, y juzgadas por ello, como usted podrá notar especialmente en el capítulo 19 de Génesis. Así se confirma lo dicho en el 13:13. 

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