La mayoría de los
cristianos sabemos que una de las formas en que el principal anticristo
gobernará, es por la ayuda de su falso profeta, es decir, por la venia y el
respaldo de una iglesia o religión falsa. También sabemos que pretenderá un
gobierno mundial, de modo que todo quede bajo su dominio, (Apocalipsis
13:11-14).
Tomando en cuenta
esos puntos, ¿cómo podemos calificar el llamado de los últimos papas? Juan XXIII, luego Benedicto y al final, con mayor fuerza, lo ha hecho Francisco, (aquí sólo
algunas noticias al respecto: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7).
Si tomamos en cuenta la disposición del microchip para marcar a cualquiera, la
tecnología que hoy es suficiente para ejercer control sobre las poblaciones, el
avance del islam y del laicismo, no podemos sino prepararnos para una gran
batalla. Y por supuesto, esta guerra ya tiene un resultado. Por ello, no cesar
de adorar, de alimentarse de la palabra y de proclamar el evangelio de salvación amando a su prójimo es el punto en que cada creyente debe enfocarse.
Muchos hablan de
estas cosas como si deseasen despertar miedo en los cristianos. Pero nosotros
no caminamos por miedo sino por fe. Y no somos de los que "retroceden para
perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma", (Heb.
10:39). La gran batalla culmina con la evidente victoria de Jesucristo.
Por eso, no hay mejor lugar que estar con él. Y no importando lo que haya de
suceder hasta Su retorno, nos espera el bien. Nos aguarda la felicidad, preciosas
bendiciones a su diestra.
Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. (Ap. 22:20).
