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21/11/19

¿ Qué son las maldiciones generacionales?


En cierto tiempo, todas las revistas y los periódicos hablaban de la "Maldición de los Kennedy". Pero si ese caso no fuese sino pura especulación, lo que llamamos maldiciones generacionales o cadenas de iniquidad no lo es.
Uno de los más crudos ejemplos de maldición generacional es el pecado original. Es decir, un pecado, en potencia en este caso, que se hereda. Pero no sólo se hereda la inclinación “natural” a pecar, sino también la consecuencia. Por eso lo hombres mueren. Y eso es el resultado de lo que hicieron los primeros padres.
La Biblia nos habla de diversos casos que ejemplifican la verdad de este principio. Mencionaré algunos. 

La maldición de Canaán: Génesis 9.

Noé maldijo a su nieto Canaán. En realidad, quiso maldecir a Cam, pero siendo su hijo directamente, tuvo que desatarla sobre el hijo de este, Canaán.
Esta maldición afectó a la descendencia de Cam. Y se cumplió de modo que los cananeos fueron menos que los descendientes de Sem y Jafet. Luego, sometidos por Israel en el tiempo de la toma de la tierra prometida, fueron casi exterminados. 

La maldición de Saúl: 2Samuel 21.

En tiempos del rey David, hubo hambruna en el pueblo. David consulta al Señor a qué se debe esa desgracia y el Señor le respondió que era a causa de Saúl. ¿Qué había hecho Saúl? Había asesinado a los gabaonitas. Pero no sólo eso, sino que los mandó matar contra un pacto de protección que anteriormente Josué había hecho con ellos.
Así, Saúl cometió un crimen con un agravante: quebrantó un pacto. Eso repercutió en el pueblo de Israel puesto que se trataba de un líder. ¿Qué debía hacer David? Pues entregar lamentablemente a algunos descendientes de Saúl. Y eso, aunque dejó de ser maldición para Israel, lo fue para esos descendientes.

La maldición de la idolatría: Éxodo 20.

Hoy, sin saberlo, muchos viven maldiciones a causa del pecado de sus padres, cuando no a causa de los propios. Y esto inicia por medio de uno de los diez mandamientos, porque el segundo no sólo ordena no honrar a las imágenes religiosas, sino que además advierte del castigo por desobedecerlo. La consecuencia es precisamente una maldición que afecta a las generaciones posteriores, ya que se advierte: “… porque Yo Soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación…”.

¿Cómo discernirlas?

Las maldiciones son males atados a una persona, familia o pueblo. A veces porque alguien con autoridad o derecho las declara. Otras, porque algún pecado las origina. En cualquier caso, el enemigo siempre encontrará estas causas para afligir a los trasgresores.
Como puede notarse en los ejemplos citados, hay maldiciones pronunciadas por alguien, y que pueden atarse a las personas. En el caso de Noé, como padre tenía autoridad sobre su hijo, pero sobre todo, podía hacerlo por cuanto había sido gravemente afrentado por alguien que debería honrarle. Pero note usted que hay mandamientos como el segundo, donde hay maldición explícita pronunciada por Dios mismo, y que puede afectar a cualquier persona… y a su descendencia.
Aunque los hombres saben que van a morir, existen ciertas condiciones que resultan extrañas, (allí está el curioso caso de los Kennedy). Cualquiera sabe que puede enfermar, pero hay casos en donde varios en una familia pueden padecer de cierta enfermedad sin que sea contagiosa. Por ejemplo, ¿cómo calificamos desde el ámbito espiritual las enfermedades “hereditarias”? ¿No las tendríamos de modo semejante al pecado original?
Ministrando personas afligidas, hemos hallado causas de maldiciones diversas, pasando por pactos negativos y pactos positivos quebrantados, ocultismo, blasfemia y otros pecados graves en general, Pero gracias a nuestro Señor Jesucristo, con algunas acciones de fe, han sido quitadas. 
(Esta es una breve sección del escrito "El Próspero", a publicarse pronto)