26/3/08

Rabí

"Maestra vida" dirían algunos. Y resaltarán el valor de las experiencias vividas. También abundan los científicos. Los que van al ritmo de los últimos descubrimientos o de la moda que imponga la ultima verdad ensayada o la ultima versión digital. Otros mirarán a cualquier personaje influyente, incluidos los artistas y sus expresiones. Autores, escritores, políticos, ideólogos, recordados profesores, cantantes, modelos... o simplemente mamá y papá. ¿Y tú a quién tienes como maestro y guía?


Lo que es cierto es que hay un Maestro. Y como en otros asuntos, él asumirá un lugar exclusivo:
  • Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Mt.23:8 (y 10).
Y no es que en el pueblo elegido no hayan maestros, (Hch.13:1; 1Co.12:28-29; Ef.4:11), pero lo que aquí se establece es que, cada uno de estos maestros, sigue al Maestro de maestros, y ninguno hace discípulos para sí, sino para el Rabí Yeshua. Esos son verdaderos maestros.

Bendiciones.

20/3/08

La mejor fiesta

El "Pesaj", o como decimos en nuestro español, la Pascua, es la mejor fiesta de la cultura cristiana. Muy de cerca está la navidad. Y están íntimamente relacionadas porque, mientras una enfatiza en la encarnación, la otra lo hace en el propósito de esa encarnación: la muerte y resurrección del Hijo del Hombre, aquél Unigénito del Padre que estuvo dispuesto a morir por ti y por mí.
¿Pero por qué celebrar si fue un sacrificio? Pues por lo que obtuvo. Abrió la puerta de los cielos. Tomó nuestra vida, la limpió, la consagró, la bendijo para siempre... y ¡todo gratis para nosotros! Es que él lo pagó todo. Su bendita sangre pagó nuestra deuda. Compró nuestras almas,... digo, lo hizo para ti también pero no sé si tú estás en esta fiesta... ¿lo estás?
Quizá te extrañe la pregunta que acabo de hacerte, pero es que la Pascua requiere de identificación. Te explico: ¿Recuerdas que Dios quería sacar a Israel de Egipto y el faraón se puso terco? pues como castigo y ultima plaga, Dios decidió terminar con los primogénitos. Pero a su pueblo le dijo que para librar a sus hijos, sacrifiquen un cordero y con su sangre unten en los marcos de las casas, (es decir, en vertical y horizontal). Esa sangre era la señal para salvar a los primogénitos de Israel. Y cuando fueron salvados, Dios ordenó que ese día fuese celebrado, llamándole Pascua. Curiosa y coincidentemente, es en los días de esa fiesta, siglos después, que Jesucristo fue crucificado. Ahora, si has captado el tema, te pregunto: ¿está esa sangre marcando la puerta de tu vida?
Pero hay más. Los judíos tenían que comer el cordero. Por lo cual yo te pregunto: ¿Está su palabra en ti? ("Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él." Juan 14:23).
Es mi deseo que tú también celebres, "porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." 1Corintios 5:7.

3/3/08

Y no habrás vivido en vano

¿Será esta la ultima generación? Como decía un predicador, "la guerra no va a terminar con los problemas del hombre sino con el hombre de los problemas". Y junto a esa amenaza, hay muchas otras cosas que forman la crisis de este tiempo... Hace algunos años, por ejemplo, una hermana americana escribía "Cuando el dinero falla". La caída del dolar nos lo recuerda. Ella predecía la manifestación del anticristo con las implicaciones económicas consiguientes. Pero, no obstante las predicciones desagradables o el azote "realista" de algunas noticias y las posibilidades sociopolíticas que ellas van configurando, no puedo dejar de pensar en la hermosa resolución de Habacuc. La de Lutero se le parece: "si el Señor viene mañana, hoy sembraré un árbol".
Si observamos el mañana con cierta incertidumbre respecto a lo que los demás harán, sintiendo pena porque algunos irresponsables -o peores- tengan poder político o de otro tipo, (así comprendemos mejor que la Biblia afirme que el juicio a los poderosos será más severo), ello no puede detenernos. Hay algo que no podemos dejar de hacer... o más bien de SER:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

13/2/08

Espejito, espejito


A veces olvido como es mi rostro. ¿Tú lo recuerdas?, (el tuyo quiero decir). O de otro modo, ¿cómo eres tú en realidad? ¿Quién eres? ¿Te conoces verdaderamente? Porque aunque no lo queremos reconocer, estamos "movidos" un poco por diversas circunstancias y factores que parecen querer llevarnos por donde quieran demostrando o deformando lo que creemos que somos.

He escuchado hablar de integridad en términos de ser el mismo dondequiera. Creo que eso es un poco apresurado, o en todo caso, puede ser malentendido. Tú no hablas igual con el mendigo que con tu amigo, tampoco con el niño o el ladrón. Pero no solo las personas. También los diversos entornos en los que nos movemos, y las cosas que realizamos, nos hacen actuar diferente. ¿En qué consiste entonces "ser el mismo"? En ocasiones pude haber sido muy flemático. Otras fuí un sanguineo. Y si Pablo me ayuda, dirá: "a los judíos me hice judío y gentil a los gentiles". Un hombre culto como él podía ser muy refinado con los refinados. Pero también podía encontrarse bien con los rudos y simples.

¿Cuál es esa característica de la personalidad que se mantiene gobernando las variantes? ¿Qué gobierna nuestras actitudes frente a cada persona, circunstancia o labor? Pues creo que son nuestros principios. Nuestras certezas. Nuestras convicciones. Pero aquellas que se han quedado en el corazón y que cultivadas, han llegado a "formatear" nuestras almas. Tú eres lo que crees. Es decir, eres lo que siembras (o lo que dejas que otros siembren en tu corazón). Luego eres lo que dices y lo que haces. La conciencia continua y permanente de lo que crees es agua que riega tu siembra. Y esa siembra, regada, produce una cosecha: tus obras.

A veces no actuamos como lo que somos. Cuando las aves se arrastran no se convierten en gusanos, pero pueden parecerlo. ¿Qué hace la oveja revolcándose en el cieno? Si lo vieras, te extrañaría. pero luego puedes suponer que en su mente, no es muy consciente de lo que es. Puede que haya vivido entre cerdos y aprendió sus costumbres. O puede que habiendo sido cerdo piense que aun lo es. Por supuesto, si me entiendes, no hablo de ovejas ni cerdos. Hablo de personas que a veces olvidan lo que son, o no tienen clara conciencia de ello. Y entonces se portan como todos los demás, siguiendo la corriente de este mundo. Puede que su entorno los fuerce un poco. El roce social o la pandilla, la tv o el grupito élite. Como quiera que sea.

¿Quién eres? ¿Qué posees? ¿Lo sabes realmente? Te propongo lo siguiente: Que lo que eres no sea estático. Debes estar en contínua transformación. Luego, que conforme a la verdad que perfecciona, dejes que la Palabra de Dios forje tu alma, (créela, recuérdala, escúchala, medítala, pronúnciala). Después, recuerda en quién has creído. Y por ultimo, recuerda que lo que eres un instante importa si te dejas formar a Su imagen y semejanza.

Es sencillo. No se trata de ser como somos. Se trata de ser mejores. Se trata no de mirarnos y recordarnos tal como éramos sino de mirar lo perfecto (o más bien al Perfecto) y procurar ser como El es. Como lo dice Santiago:

  • Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:21-25.

El espejo puede ser como la ley. Te muestra a veces que no eres como debieras o quisieras. Pero también te puede envanecer en tu propia justicia. Así que, aunque mires el espejo, mejor mira la VERDAD. No importa que tan bello/a o que tan feo/a seas. Embellecerás más y más...


Bendito Jesús de Nazareth