21/2/11

Dios es Amor... pero el amor es santo

Hoy en el taxi escuché decir al conductor de un programa de radio que "dios" ama a todos y que por eso debemos respetar el derecho de todos a besarse, incluyendo a los homosexuales. Esto lo decía a propósito de la retadora actividad del movimiento homosexual de Lima, donde parejas de homosexuales estarían en la plaza de armas, y frente a la catedral, dándose besos.

Esa es solo una de las tantas muestras de insolencia y absoluta ignorancia de parte de quienes desean un dios a su gusto. Es una pena que piensen de ese modo, porque el Dios creador, el único Dios verdadero, el Dios de los cristianos, está en contra del pecado y aborrece la práctica homosexual. Si ellos desean vivir como viven, no nos interesa. Pero es mejor que no mencionen para sus propósitos al Dios que los desaprueba y condena. Y si saben que les ama, aprovechen para arrepentirse, porque por amarnos es que nos da la oportunidad, a costa del sacrificio de su Hijo, de ser salvados de la condenación.

Dios es Amor. Pero es Santo. Aún el amor humano es exclusivista (¿lo entenderán los homosexuales que dicen amar a su pareja?). Pero así como el primer mandamiento ordena que no tengamos dioses ajenos, también en otros mandamientos Dios prohibe la fornicación, más especificamente, prohibe la homosexualidad. Amar no significa permitir de todo. ¿No es obvio? ¿No les dice eso el sentido común?

Una pareja, por ser heterosexual, no puede estarse besando en cualquier lugar, porque hay contextos en los que sería indecoroso e irrespetuoso. ¿Cuanto más repugnante puede sernos un beso de homosexuales debido a nuestra formación? Si no respetan la moral cristiana, por lo menos respeten la cultura cristiana, así como esperan ser respetados y tolerados por nosotros.

Aplaudo el comentario del señor Phillip Butters. Aplaudo su valentia, (porque de pronto, parece que la mayoria prefiere esconder la cabeza ante este tema). Mientras ellos piden que se les respete, lo cual puede ser un derecho, no se puede atacar, denunciar, detener, apresar, etc., etc., a quien opine libremente que es un pecado, que está mal, o que le parece repugnante. Porque ¿dónde terminan los derechos de ellos y dónde inician los nuestros? ¿No soy libre? ¿NO VIVO EN UN PAÍS LIBRE? Y como heterosexual, como alguien que desaprueba la homosexualidad, como cristiano, exijo que se me respete y se respete mi derecho a pensar y opinar.

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