24/2/20

El código Da Vinci y los gnósticos “evangelios” de Nag Hammadi (3)

La mentira del matrimonio de Jesús

Afirma Brown en su novela que Jesús tuvo como compañera sexual a la “ex prostituta” María Magdalena y que sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial y los fundadores de la dinastía Merovingia en Francia.
Primero, debemos aclarar que María magdalena no era necesariamente una prostituta. Quien habló de ella de esa manera fue el “papa” Gregorio el Grande, en 591 d.C. Nunca la Biblia la mencionó de esa manera, y tampoco los primeros cristianos o la llamada iglesia primitiva.
Jamás la Biblia o algún documento confiable afirmó o siquiera pretendió soslayar que Jesús estuviera casado con mujer alguna. Es cierto que la mayoría de los hombres del tiempo de Jesús se casaban. Es cierto también que el matrimonio era considerado frecuentemente como una bendición y casi una obligación humana, pero también es cierto que habían excepciones. Filón de Alejandría, el escritor judío del primer siglo, describió a los esenios como aquellos que "repudian el matrimonio... porque ninguno de los esenios se casa jamás con una esposa". Filón dice también: "Este es, ahora, el envidiable sistema de vida de estos esenios, de forma que no solo personas individuales sino aun reyes poderosos admiran a los hombres, veneran su secta, y aumentan... los honores que les confieren".
Y aun si no hubiese sido así, la Biblia no condena la soltería en ninguna parte. Por cierto, elogia a los que escogen permanecer solteros para dedicarse plenamente a la obra del Señor (1 Corintios 7:25-38) aunque nunca por obligación o imposición, como es en el caso de los del Vaticano.
En Mateo 19:12, Jesús explica que algunas personas "no se casan para dedicarse sólo a trabajar en el reino de Dios" La Biblia en Lenguaje Sencillo). Concluye diciendo: "Por eso, esta enseñanza es sólo para quienes decidan vivir así". Es cierto que Jesús había decidido vivir así. Había renunciado al matrimonio para dedicarse plenamente a la obra de su Padre celestial.
Según el "erudito" personaje de la novela, Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris). Se supone que los discípulos de Jesús adoraban "el sagrado femenino", adoración que supuestamente está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más, (¿quizá en el culto a María?). Pero esto es solo hablar por tener boca. Palabras sin sentido y que no solo se lleva el viento sino que son también causa de juicio para ellos. Los libros bíblicos, aquellos del Antiguo testamento en los cuales Jesús se fundamentaba para enseñar su doctrina, nunca dieron lugar a tales conceptos. Por ello, los cuatro evangelios, anteriores a cualquiera de los libros gnósticos, tampoco enseñan tal blasfemia y error doctrinal. Y si alguna de las seguidoras de Jesús podría ser considerada como una esposa, no por ello sería divina sino más bien santa, como sí podemos afirmar de la Iglesia, puesto que se le llama novia o esposa de Cristo [2].

Su mentira respecto al domingo

La novela de Brown, como otras con la misma teoría, pretende que el domingo, como día sagrado, fue robado a los paganos. Pero eso, una vez más, es falso. Desde el principio, los cristianos vieron el día después del sabbath, es decir, el día primero de cada semana, como el más importante día para reunirse. Ya lo hacían en época de Pablo: "y en el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan", (Hechos 20:7). Por eso, él mismo pide que se reúnan las ofrendas el primer día de la semana, (1 Cor 16:2). 
Entre los llamados padres, Ignacio de Antioquía, la Epístola de Barnabás, la Didajé, todos autores de finales del siglo I y principios del II,  hablan del día del Señor mencionando el domingo ("dies domenica"). Justino, (más o menos por el 150 d.C.) es el primer cristiano en usar el nombre latino de "día del sol" para referirse al primer día de la semana. En el concilio de obispos hispanos de Elvira, en el 303 d.C. se proclamó: "si alguien en la ciudad no viene a la iglesia tres domingos seguidos será excomulgado un tiempo corto, para que se corrija". Luego, veinte años después, (quede claro que esto es posterior), por el 321, Constantino declara oficialmente el domingo como día de descanso y abstención del trabajo. O sea, que el domingo como día especial, es de origen cristiano. Posteriormente lo adoptó la sociedad civil.
También la fiesta pagana del 25 de diciembre en Roma la inventó el emperador Aurelio en 274, muchos años después de que los cristianos latinos celebrasen el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo, aunque esto ya es otro tema. 
En los primeros siglos del cristianismo, se escribieron muchos libros apócrifos acerca de las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles. Estos libros nunca llegaron a estar en el Nuevo Testamento. Algunos son: El Evangelio de Felipe, Los Hechos de Juan, Tercera de Corintios y El Apocalipsis de Pedro. ¿Cómo decidió la iglesia primitiva qué libros incluir en el Nuevo Testamento, y cuáles rechazar? ¿Cuándo se tomaron estas decisiones, y quiénes las tomaron? Según la novela, "la Biblia, tal como la conocemos hoy, fue compaginada por . . . Constantino el Grande" (231). Y de nuevo debemos preguntarnos: ¿es cierto esto?
La iglesia primitiva tenía criterios muy definidos que debía cumplir un libro para ser incluido en el Nuevo Testamento. Según señala el Dr. Bart Ehrman, un libro debía ser antiguo, escrito cerca del tiempo de Jesús. Debía ser escrito por un apóstol o por un compañero de un apóstol. Debía ser consistente con la comprensión ortodoxa de la fe. Y tenía que estar ampliamente reconocido y aceptado por la iglesia. Los libros que no cumplían con estos criterios no fueron incluidos en el Nuevo Testamento. ¿Cuándo se tomaron estas decisiones? Y, ¿quiénes las tomaron? Nunca hubo un concilio ecuménico en la iglesia primitiva que decretara oficialmente que los veintisiete libros que tenemos hoy en nuestro Nuevo Testamento eran los correctos. Más bien, el Canon tomó forma gradualmente a medida que la iglesia reconocía y aceptaba aquellos libros que eran inspirados por Dios. La colección más antigua de libros "que circuló entre las iglesia en la primera mitad del segundo siglo" fueron los cuatro Evangelios y las cartas de Pablo.
No fue hasta que el hereje Marción publicara su versión expurgada del Nuevo Testamento, alrededor de 144 d.C. que los líderes de la iglesia buscaron definir el Canon más específicamente. Hacia el final del segundo siglo, hubo un consenso creciente en la iglesia de que el Canon debía incluir los cuatro Evangelios, Hechos, las trece cartas paulinas, "epístolas de otros 'hombres apostólicos' y el Apocalipsis de Juan".
Por ejemplo, el Canon Muratorio, que data de fines del segundo siglo, reconoció a cada uno de los libros del Nuevo Testamento excepto Hebreos, Santiago, 1 y 2 Pedro, y 3 Juan.
Ireneo reconoció libros similares, si bien no idénticos, a fines del segundo siglo, al igual que Orígenes, a principios del tercer siglo. 
Por lo tanto, mientras que el listado más antiguo de todos los libros del Nuevo Testamento proviene de Atanasio, en 367 d.C., había un acuerdo generalizado sobre la mayoría de los libros (incluyendo los cuatro Evangelios) para fines del segundo siglo.
Por lo tanto, el Canon del Nuevo Testamento no fue producto de una decisión de Constantino. Por lo tanto, es completamente falso y fantasioso lo que afirma el libro de Brown. 

El santo grial y María de Magdala

“El Código da Vinci” dice que María fue la esposa de Jesús, y la que establecería la iglesia luego de la muerte de Jesús. ¿De dónde saca Brown tales blasfemias? Dos de los evangelios gnósticos son sus principales fuentes: El Evangelio de Felipe y El Evangelio de María (Magdalena). El “Evangelio” de María Magdalena La sección de este “evangelio” citada en la novela de Brown muestra un Pedro incrédulo, que simplemente no puede creer que el Cristo resucitado haya revelado secretamente información a María que no reveló a sus discípulos varones. Leví, sin embargo, reprende a Pedro: "Si el Salvador la consideró digna, ¿quién eres tú... para rechazarla? Sin duda el Salvador la conoce muy bien. Por eso la amó a ella más que a nosotros" (247).
¿Qué podemos decir de este pasaje? Primero, es importante observar que en ninguna parte de este evangelio se nos dice que María era la esposa de Jesús o la madre de su hijo. Segundo, muchos estudiosos creen que este texto probablemente debería leerse de forma simbólica, donde Pedro representa la ortodoxia primitiva cristiana y María, una forma del gnosticismo. Por lo tanto, este evangelio probablemente esté diciendo que "María" (es decir, los gnósticos) ha recibido revelación divina, aun cuando "Pedro" (es decir, los ortodoxos) no lo puedan creer. Finalmente, aun cuando este texto tenga que leerse literalmente, tenemos pocas razones para creer que es históricamente confiable. Probablemente fue compuesto en algún momento del final del segundo siglo, unos cien años después de los evangelios canónicos. Por lo tanto, a diferencia de lo que sugiere la novela, ciertamente no fue escrito por María Magdalena, ni por ninguno de los demás seguidores originales de Jesús.
Luego, cabe preguntarse qué es lo que al final creen los gnósticos: ¿Quién tiene el secreto de Jesús y el evangelio: María magdalena o Judas? Los Evangelios del Nuevo Testamento, las fuentes más antiguas, nos dicen que María era una seguidora de Jesús del pueblo de Magdala. Luego de que Jesús echara siete demonios de ella, ella (junto con otras mujeres) ayudó a apoyar su ministerio (Lucas 8:1-3). Fue testigo de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, y la primera en ver al Cristo resucitado (Mateo 27:55-61; Juan 20:11-18). Jesús llegó a confiarle el anuncio de su resurrección a sus discípulos varones. Esto es todo lo que nos dicen los Evangelios acerca de María. Claramente, fue una mujer importante. Pero no hay nada que sugiera que fue la esposa de Jesús o que Jesús quería que ella liderara la iglesia.
El “Evangelio” de Felipe escrito recién en la segunda mitad del tercer siglo, más de doscientos años después del tiempo de Jesús. En consecuencia, su referencia a que Jesús besaba a María no es nada confiable históricamente. La sección de este evangelio citado en la novela de Brown dice lo siguiente: “Y la compañera del Salvador es María Magdalena. Cristo la amó más que todos los discípulos y solía besarla frecuentemente en la boca. Los demás discípulos se ofendieron por esto y expresaron su desaprobación. Le dijeron: "¿Por qué la amas a ella más que todos nosotros?”.
Note que la primera frase se refiere a María como la compañera del Salvador. En la novela, Brown dice por medio de uno de sus personajes: "Como le dirá cualquier estudioso del arameo, la palabra compañera, en esos días, significaba, literalmente, cónyuge”. Pero ese “evangelio” fue escrito originalmente en griego. Por lo tanto, lo que quería decir la palabra "compañera" en arameo es irrelevante. Aun en la traducción copta que se encuentra en Nag Hammadi, hay una palabra tomada prestada del griego (es decir, koinonos) detrás de la palabra que se traduce como "compañera". Darrell Bock señala que esta palabra puede significar "esposa" o "hermana" en un sentido espiritual, pero "no es el término típico o habitual para 'esposa' en griego". Koinonos se usa más frecuentemente en el Nuevo Testamento para referirse a "socio" o "compartidor". Lucas usa este término para describir a Santiago y Juan como los "socios" comerciales de Pedro (Lucas 5:10). Por lo tanto, la declaración de que María era la "compañera" de Jesús no demuestra, de ninguna manera, que era su esposa. [3]
Pero ¿qué podemos decir de la declaración siguiente: "Cristo la amó a ella… y solía besarla frecuentemente en la boca"? Primero, esta parte del manuscrito está dañada. En realidad, no sabemos dónde Cristo besaba a María. Por cierto, algunos creen que "era besada en la mejilla o la frente, ya que cualquiera de las palabras encaja en el corte". Segundo, aun cuando el texto dijera que Cristo besaba a María en la boca, no significaría que hubiera algo sexual involucrado. La mayoría de los eruditos concuerdan en que los textos gnósticos contienen mucho simbolismo. Por lo tanto, leer este tipo de textos literalmente es leerlos incorrectamente.

[2] Puede ver pasajes como Gálatas 4:26 y los capítulos 19-22 de Apocalipsis.

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