Hay momentos en que me regocijo viendo a mi esposa jugar con mi hijo más pequeño. Lo disfruto mucho. También yo juego con él, pero hay algo especial entre la madre y su hijo/a. Y cuando los veo, recuerdo lo que mi madre me contaba cuando niño, recordando mis travesuras o las cosas que hacíamos juntos.
No, no soy hijo único. Solo creo que cada hijo es único. Y aunque a veces me incomodaban algunos recuerdos de ella, o me ruborizaban, generalmente me hacían sentir especial. Lo recuerdo mejor ahora que espero lo mejor para ella, en paz. Digo lo mejor, porque si mi Dios la levanta nuevamente, me regocijaré intensamente. Pero si la eleva aun más, hacia Su Presencia, aunque no sea lo que deseo, sabré que estará mejor que aquí.
Mientras tanto, ahora procuro disfrutar las travesuras de ella, aunque a veces me causen preocupaciones que se que le causé cuando niño. Tengo paz gracias a nuestro Padre. La cuidamos, pero se hacia donde vamos. Y al tiempo de la despedida, recordaré su valentia.
Agradezco a mi Señor haberme preparado. Al principio pensé: "no es muy grato saber lo que acontecerá". Pero hoy estoy cierto que ha sido lo mejor. Mi Padre, siempre haciéndome sonreír, siempre escogiendo lo mejor para los suyos, bendito sea por siempre.
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