24/2/20

El código Da Vinci y los gnósticos “evangelios” de Nag Hammadi (2)

Los gnósticos y el mentiroso mensaje de un falso código

Desde hace tiempo se viene realizando una campaña anticristiana que pretende desautorizar la Biblia. El llamado “Código da Vinci”, un repugnante libro que de manera novelesca pretende desautorizar no solo la doctrina católica sino la cristiana en general y especialmente a la Biblia, es uno de los últimos manotazos. Es muy parecido a “La última tentación de Cristo” solo que pretende ser más serio y fundamentado. No es nada nuevo. La Biblia ha sido muchísimas veces atacada. Pero allí está: Firme, indeleble, estable, invariable, imborrable, indestructible.
Además de las cosas que refutamos respecto a los libros de Nag Hammadi, y puesto que lo que pretenden escritores y directores de obras como el “Código da Vinci” y el seudo-evangelio de Judas es dañar a la Iglesia (y aquí no me refiero a la católica sino sencillamente a la Iglesia del Señor), y desacreditar las Sagradas Escrituras, es necesario mostrar sus errores históricos y teológicos:

La mentira respecto a la Trinidad y la divinidad de Cristo

Tratamos esto primero porque en esta mentira Brown pretende asir las otras. Según el autor del pérfido libro, el concilio de Nicea del año 325 marcó la deformación del cristianismo. Antes de esta fecha, el cristianismo era supuestamente un movimiento que aceptaba "lo divino femenino", que no veía a Jesús como Dios, que escribía “muchos” evangelios, y que luego el emperador Constantino, un “adorador del culto -masculino- al Sol Invicto”, se apoderó del cristianismo y para desterrar a "la diosa" y convertir al profeta Jesús en un héroe-dios solar, hizo desaparecer los evangelios que no le gustaban, y dejó sólo los cuatro evangelios que le cayeron bien. ¿Es verdad eso? Pues no:
  • La verdad es que en una carta al historiador Eusebio, Constantino ordenó la preparación de "cincuenta copias de las Sagradas Escrituras", pero en ninguna parte de la carta ordena que alguno de los Evangelios sea alterado a fin de hacer aparecer a Jesús como Dios. Y aun si lo hubiera hecho, habría sido prácticamente imposible lograr que los cristianos aceptaran este tipo de relatos. Brown insulta el testimonio de los mártires de la Iglesia y el testimonio de muchos que aún vivos fueron convocados al Concilio de Nicea. ¿Qué piensa ese hombre? ¿Pretende decirnos que aquellos que estuvieron dispuestos a dar su vida por su fe, de pronto estuvieron dispuestos a renunciar a ella solo porque el emperador lo dispuso así? Ni siquiera en tiempos de atroz persecución la iglesia renunció a su fe. Esto deben recordarlo los cristianos y también los impíos como Brown que dicen patrañas sin lógica. ¿Cómo habría podido Constantino cambiar la fe de nuestros hermanos en un concilio sin que se diesen cuenta centenares de obispos? Quizá en otro tiempo, pero no cuando estaba viva la generación que defendió su fe hasta la muerte. Muchos de los obispos de Nicea eran veteranos supervivientes de las persecuciones de Diocleciano, y llevaban sobre su cuerpo las marcas de la prisión, la tortura o los trabajos forzados por mantener su fe. ¿Iban a dejar que un emperador cambiase su fe?
  • Si el cristianismo antes del 325 hubiese sido como dice Brown, nunca habría padecido persecución puesto que habría encajado con otras religiones paganas. Si el cristianismo sufrió persecución, eso fue por no aceptar las imposiciones religiosas de la sociedad y del poder político, y por proclamar que sólo Cristo es Dios, con el Padre y el Espíritu Santo.
  • Si Constantino hizo lo dicho por Brown, tendríamos evidencias en los Padres de la Iglesia. Pero no hay una en absoluto. Tenemos en cambio copias de Mateo, Marcos, Lucas y Juan que son significativamente anteriores a Constantino y al Concilio de Nicea. Además, tenemos copias casi completas tanto de Lucas como de Juan en un códice fechado entre 175 y 225 d.C., (¡al menos cien años antes de Nicea!). Otro manuscrito, fechado alrededor de 200 d.C. o antes, contiene la mayor parte del Evangelio de Juan. Podemos comparar estos manuscritos de antes de Nicea con aquellos que siguieron al Concilio para ver si hubo alguna alteración. ¿Resultado? Ninguna.
  • Las versiones prenicenas del Evangelio de Juan incluyen algunas de las declaraciones más fuertes registradas sobre la deidad de Jesús (ej: 1:1-3; 8:58; 10:30-33; etc.). Es decir, ¡las declaraciones más explícitas de la deidad de Jesús en cualquiera de nuestros Evangelios ya se encuentran en manuscritos que antedatan a Constantino en más de cien años! Todos estos textos demuestran que el cristianismo antes del 325 no era como dice la novela y que los textos gnósticos eran ajenos a los cristianos como lo son ahora.
  • Cada uno de los Evangelios fue escrito en el primer siglo d.C. Si bien son, técnicamente, anónimos, tenemos evidencia bastante fuerte de escritores del segundo siglo, como Papías (c. 125 d.C.) e Ireneo (c. 180 d.C.), que atribuye cada Evangelio a su autor tradicional. Si su testimonio es verdadero (y tenemos pocos motivos para dudarlo), entonces Marcos, el compañero del discípulo Pedro, escribió la esencia de la predicación de Pedro. Y Lucas, el compañero del apóstol Pablo, investigó cuidadosamente y escribió la biografía que lleva su nombre. Finalmente, Mateo y Juan, dos de los doce discípulos de Jesús, escribieron los libros que se les atribuyen. Si todo esto es correcto, entonces los sucesos registrados en estos evangelios "están basados en el testimonio directo o indirecto de testigos oculares".
  • Craig Blomberg, un estudioso del Nuevo Testamento de Denver Seminary, observa que la introducción del Evangelio de Lucas "se parece mucho a los prólogos de obras históricas y biográficas de la antigüedad en las que la gente confía generalmente". Además, señala que, dado que Mateo y Marcos son muy similares a Lucas en términos de género, "parece razonable que la intención histórica de Lucas reflejaría muy estrechamente la intención de ellos".
  • Finalmente, Juan nos dice que escribió su Evangelio para que la gente pudiera creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que, al creer, pudieran tener vida eterna en su nombre (20:31).
  • Nunca hubo “muchísimos evangelios”, como se afirma en la novela, y tampoco “miles de crónicas” sobre la vida de Jesús. [1]
  • Y ¿qué es lo que realmente sucedió en Nicea? En este concilio el debate era sobre las enseñanzas de Arrio, un sacerdote herético de Alejandría que desde el 319 enseñaba que Jesús no era Dios, sino un dios menor. De unos 250 obispos, sólo dos votaron a favor de la postura de Arrio, mientras que el resto afirmaron lo que hoy se recita en el Credo, que el Hijo de Dios fue engendrado, no creado y que es de la misma naturaleza (substancia, homoousios) que el Padre, es decir, que Dios Hijo es Dios, igual que Dios Padre también es Dios, un mismo Dios pero distintas Personas. Pese a esta unanimidad de los padres conciliares, el historiador Teabing en la novela dice que Cristo fue "designado Dios" ¡por un estrecho margen de votos! Su blasfemia y error respecto a la divinidad de Jesús Brown afirma que ningún cristiano pensaba que Jesús era Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325. Si ese autor pretende decir que Jesús se casó, es al fin y al cabo porque pretende negar la Divinidad de Cristo. Y luego afirma que los cristianos del primer siglo no creían que Jesús fuese Dios. Esta es la mentira central. Según Brown, la doctrina de la deidad de Cristo fue producto originalmente de una votación en el Concilio de Nicea, como vimos. Asegura que "hasta ese momento de la historia, Jesús era considerado por sus seguidores como un profeta mortal . . . un gran y poderoso hombre, pero un hombre al fin de cuentas". No obstante:
  • El Concilio de Nicea se reunió en 325 d.C. Para entonces, los seguidores de Jesús ya habían estado proclamando su deidad por casi tres siglos. Nuestras fuentes escritas más antiguas sobre la vida y las enseñanzas de Jesús se encuentran en el Nuevo Testamento. Estos documentos del primer siglo afirman repetidamente la deidad de Cristo.
  • Un repaso a los evangelios canónicos, escritos casi 250 años antes de Nicea, muestra unas 40 menciones a Jesús como Hijo de Dios.
  • En su Carta a los Colosenses, el apóstol Pablo declaró: "Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo" (Colosenses 2:9; ver también Romanos 2:5; Filipenses 2:5-11; Tito 2:13).
  • Y el Evangelio de Juan dice de Jesús: "En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios... Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros" (Juan 1:1, 14).
  • Tito 2,13: "esperamos que se manifieste la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo".


  • 2Pedro1,1: "Simón Pedro, sirviente y apóstol de Jesucristo, a aquellos que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra".
  • Además del Nuevo Testamento, hay también afirmaciones de la deidad de Jesús en los escritos de los Padres de la Iglesia pre-nicenos. Por ejemplo:
  1. Ignacio de Antioquía (principios del siglo segundo), escribió de "nuestro Dios, Jesús el Cristo".
  2. Carta a los efesios de San Ignacio de Antioquía, c.35-c.107 d.C.: "Pues nuestro Dios, Jesucristo, fue según el designio de Dios, concebido en el vientre de María, de la estirpe de David, pero por el Espíritu Santo".
  3. Diálogo con Trifón, San Justino Mártir, c.100-c.165 d.C.: "Si hubieses entendido lo escrito por los profetas, no habrías negado que Él (Jesús) era Dios, Hijo del único, inengendrado, insuperable Dios".
  4. Contra los herejes, libro 3, San Ireneo de Lyon, c. 130 -200 d.C.: "Él (Jesucristo) es el santo Señor, el Maravilloso, el Consejero, el Hermoso en apariencia, y el Poderoso Dios, viniendo sobre las nubes como juez de todos los hombres".
  5. Exhortación a los griegos, de San Clemente de Alejandría, 190 d.C.: "Sólo Él (Jesús) es tanto Dios como Hombre, y la fuente de todas nuestras cosas buenas".
  6. El alma 41:3, por Tertuliano, año 210 d.C.: "Sólo Dios está sin pecado. El único hombre sin pecado es Cristo, porque Cristo también es Dios".
  7. Las doctrinas fundamentales 1:0:4; por Orígenes, c.185-c.254 d.C.: "Aunque (el Hijo) era Dios, tomó carne; y habiendo sido hecho hombre, permaneció como era: Dios".
  • Hay también un testimonio no cristiano del segundo siglo de que los cristianos creían en la divinidad de Cristo. En una carta de Plinio el Joven al emperador Trajano, fechada alrededor de 112 d.C., Plinio dijo que los primeros cristianos "tenían la costumbre de reunirse en cierto día fijo... en el cual cantaban... un himno a Cristo, como a un dios". Está claro que los cristianos creían en la deidad de Cristo antes del Concilio de Nicea.

El código Da Vinci y los gnósticos “evangelios” de Nag Hammadi (1)

Por el 367 d.C., unos monjes locales copiaron aproximadamente unos 45 escritos religiosos diversos (incluso los evangelios de Tomás, Felipe y Valentín, considerados apócrifos por la iglesia cristiana), en una docena de códices encuadernados en cuero. Esta biblioteca fue cuidadosamente sellada en una urna y escondida cerca, entre las rocas, donde permaneció sin descubrirse durante casi 1600 años. En diciembre de 1945, unos campesinos egipcios hallaron accidentalmente el conjunto de 12 códices de papiro en lengua copta sahídica, no lejos de la aldea de Nag Hammadi, en el Alto Egipto. 
Según la novela de Brown, "El Código Da Vinci", esos textos de Nag Hammadi representan "los registros cristianos más antiguos". Pero eso es totalmente falso. Los documentos de Nag Hammadi no son "los registros cristianos más antiguos", ya que cada uno de los libros del Nuevo Testamento es anterior a ellos. Los documentos del Nuevo Testamento, incluyendo los cuatro Evangelios, fueron escritos todos en el primer siglo d.C. En contraste con estos documentos, las fechas de los textos de Nag Hammadi van del segundo al tercer siglo d.C. 
Así es. Los textos de Nag Hammadi son posteriores al Nuevo Testamento y además tienen una teología completamente diferente. No provienen de fuente cristiana. Aunque Brown dice en su novela El Código da Vinci, que esos son los "evangelios inalterados", y que, “cuentan la verdadera historia acerca de Jesús y el cristianismo primitivo” no son nada más que documentos gnósticos. Y cuando se dice que son gnósticos, se está diciendo que más bien fueron escritos por enemigos del cristianismo.
El fundamento clave del gnosticismo es que la salvación se obtiene a través de un conocimiento secreto dado a los iluminados. Por ello, los evangelios gnósticos no dan ninguna importancia a la muerte y a la resurrección de Jesús. Ellos separan al Jesús humano del Cristo Divino, y los consideran como dos seres distintos. Así, fue simplemente el Jesús humano el que sufrió y murió, o tal vez Simón de Cirene… en realidad, no les importa mucho el asunto, porque según su forma de ver, la muerte de Jesús era irrelevante para obtener salvación. Lo importante para ellos era el “conocimiento secreto” que trajo el Cristo divino. Aquí, haciendo un paréntesis, debemos subrayar que, mientras la novela de Brown insiste en un Jesús solo humano, los libros en los que se fundamenta más bien presentan a un Jesús solo divino. Irónico pero así es.
Debo añadir lo siguiente, (aunque corresponde más a la subsiguiente sección): Como para que se considere veraz, “el Código da Vinci” menciona a los rollos del Mar Muerto, los hallados en Qumran, junto a los escritos de Nag Hammadi, como si demostrasen la adulteración de las Sagradas Escrituras (la Biblia). Pero estos rollos de Qumran solo contienen literatura relacionada a la secta judía de los esenios incluyendo algunos libros del Antiguo Testamento, pero… ¡ningún evangelio gnóstico! Así que para nada sustentan lo dicho por Brown en boca de sus personajes. (Tampoco fueron encontrados en el 1950 sino en el 1947).
También es verdad que, mientras los libros de Qumran respaldan la Escrituras del canon bíblico, los manuscritos de Nag Hammadi no tienen ningún tipo de conexión ni con los libros ni con la teología del AT. Además, los libros de Nag Hammadi, estaban escritos en copto sahídico, (de traducciones del griego), y no en arameo como se afirma en la novela.

6/2/20

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y DEBIDO PROCESO

Mis hijos han tenido, a pesar de cómo están los medios de comunicación, (en especial el internet), una infancia y adolescencia más sana que yo. Eso por distintos factores entre los que cuenta, por ejemplo, que han recibido la Palabra de Dios desde temprana edad. También, el hecho de vivir en un lugar menos conflictivo. No obstante, el mayor tuvo un problema interesante hace algunos años.
Un vecino nuevo, de quien varios comentaban que era un ladrón, salió apresurado de su casa mientras mi hijo pasaba cerca de la suya, y de pronto lo agarró con fuerza y comenzó a gritar que mi hijo había entrado a su casa a robar.
Cuando llegué al lugar, este no le soltaba, y mientras yo contenía las ganas de decirle a mi hijo que lo golpee, (y sumarme al maltrato), procuraba disuadir al susodicho, diciéndole que nosotros más bien regalábamos cosas a la gente, y que no teníamos razón alguna para proceder así. Además, que él no tenía nada que nosotros pudiésemos necesitar, (todo lo que yo veía en su casa estaba viejo y además, ¡tenía menos cosas y casi sin valor!). Obviamente, lo que yo decía no era tanto para persuadir a esa persona realmente, sino a los demás vecinos, porque al escuchar al calumniador, algunos parecían dudar de la honestidad de mi hijo.
Mientras pensaban en nuestras razones, poco a poco fueron abandonando la sorpresa y no le dieron ningún crédito al acusador, y más bien me daban la razón mientras un poco bajito me decían: "este quiere acusarles para que los demás no se den cuenta que es un ladrón".
Ese suceso terminó bien. Pero más de una vez he visto gente proceder con violencia ante alguna acusación callejera que no se podía corroborar. Sin contar con la policía, con el poder judicial, etc., la gente a veces ha preferido "tomar la justicia" en su mano. Y las consecuencias no han sido buenas.
Las acusaciones que muchos repiten o que uno repite continuamente, pueden ser muy peligrosas porque al ser continuas, van adquiriendo credibilidad. La gente las va creyendo sin prueba o evidencia. Sin mayor testimonio más que la murmuración y la suspicacia. Pero si esta acción procede desde el gobierno, como una preparación para determinado plan, entonces estamos ante un gobierno que se torna dictatorial y mafioso. Muy peligroso. Y si a eso se le añade que cuelan al mosquito y dejan pasar al camello, entonces todavía peor.
Dios nos libre de esos prontamente. Amén.

13/12/19

Las fechas de la Navidad

Hoy se dice mucha barrabasada respecto a nuestro Señor. Un ejemplo es lo publicado en El PaísEntre otras bazofias, mencionan el culto al sol como origen de la navidad, teoría que algunos cristianos se han creído. Y eso es lo que defienden los ruselistas o falsos “testigos”.

¿Es verdad que la navidad se origina en ese culto y no en el nacimiento de Cristo? ¿Cómo se fechó en realidad en 25 de diciembre como el día de su nacimiento? La razón más fuerte que algunos tienen para oponerse al 25 de diciembre, es que era invierno y los pastores no pudieron haber estado con sus animales a la intemperie. Según la Biblia los pastores “vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños” (Lucas 2:8). De allí que el libro “La vida cotidiana en Palestina en tiempo de Jesús”, (desde el título, sesgado, pues llama Palestina a lo que debe llamarse Israel), explica que los rebaños se quedaban al aire libre desde “la semana antes de Pascuas (finales de marzo) y no volvían hasta mediado noviembre... Pasaban el invierno en las majadas, y ese detalle basta para probar que la fecha tradicional de Nochebuena en invierno tiene pocas probabilidades de ser exacta, puesto que el Evangelio nos dice que los pastores estaban en los campos”.

Pero teólogos como James Dunn señalan que a partir del 25 de diciembre las jornadas comenzaban a ser más largas. El verano comenzaba a "triunfar sobre el invierno".(1) Es decir, sí es probable que en esos días los rebaños hayan estado fuera. Porque no se trata tanto de fechas, ya que, ¿quién no sabe que las características del tiempo y el clima no son estáticas ni fijas? 

Algunos pretenden calcular el día del nacimiento haciendo una cuenta regresiva a partir de su muerte, que tuvo lugar en la primavera del año 33 de nuestra era, en la fecha de la Pascua: 14 de nisán (Juan 19:14-16). Pero olvidan que ese año tampoco fue datado correctamente, si el primero no lo fue. No obstante, afirman que “Jesús tenía unos 30 años cuando comenzó su ministerio, el cual duró tres años y medio.” Es decir, pretenden hacer cálculos exactos, contando días, ¡cuando sólo están calculando aproximados! Luego concluyen: “Eso significa que nació a principios de otoño del año 2 antes de nuestra era”. Pero, ¿tenía Jesús realmente 30 años? ¿Recién los había cumplido o ya estaba por cumplir 31? Y su ministerio, ¿fue así de exacto? 

Últimamente se habla mucho de la fecha real de la navidad. Nuestro muy bien informado hermano César Vidal nos ofrece,  por ejemplo, una de las teorías respecto a la fecha navideña (C.Vidal). Veamos otras, aclarando el tema de la infiltración pagana:

La saturnalia no llegaba al 25 de diciembre, ¡y nunca antes se cuestionó esa fecha!

Esta teoría afirma que se escogió el 25 de diciembre por causa de una fiesta romana llamada “saturnalia” donde se rendía culto al dios sol. Pero, esa  fiesta no se celebraba exactamente el 25 de diciembre, sino que iniciaba el 17 de diciembre y culminaba el 23 (no el 25). Según esta teoría, los cristianos aprovechaban la distracción de los romanos durante esta fiesta pagana para festejar el nacimiento de Cristo sin inconvenientes. Como cuando la gente celebra halloween mientras nosotros celebramos el día de la Reforma, (al menos yo, lo hago). 
El primer informe de esa teoría proviene de un manuscrito medieval del año 1,100 d.C. más o menos, de Dionisio Bar-Salibi. Pero fue conocida no hace mucho. Es decir, ¡a nadie se le ocurrió cuestionar la fecha navideña por unos 1900 años! Para todos el 25 de diciembre fue siempre la fecha del nacimiento del Señor. 
H. Usener en 1889 y B. Botte en 1932, fueron quienes comenzaron a difundir esa teoría, y basados en ese manuscrito que no puede corroborarse, ¡porque no es del tiempo a que hace referencia, sino muy posterior! Además, hay que observar que no se acusa a los cristianos de asimilar la fiesta pagana, sino de aprovecharla. 

El cálculo desde la concepción: 25 de diciembre.

La segunda teoría, “del Cálculo”, afirma que antiguamente se creía que la encarnación, (es decir la concepción), sucedió un 25 de marzo. Se creía también, que los hombres más santos morían en la misma fecha de su nacimiento,  ya que  interpretaban literalmente pasajes como Deuteronomio 34:7, “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió”, (es decir, que como no se mencionaba ninguna fracción de tiempo, supusieron que Moisés murió en la misma fecha en que nació, sólo que 120 años después). Así, asumieron que Cristo se habría encarnado exactamente el 25 de Marzo y, com los 9 meses de embarazo, resultó el 25 de diciembre. (2)
Ese pensamiento puede notarse también en un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios, en el que se afirmó: "Nuestro Señor fue concebido el 8 de abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió".(3)

Sexto Julio Africano: 25 de diciembre

Algunos hermanos consideraron la fecha de ¡la creación del mundo! Entre ellos, el autor cristiano Sexto Julio Africano, en el 220 d. C.,  especuló que el mundo fue creado el 25 de marzo. Llegó a esa conclusión basándose en un estudio minucioso de la historia judía y cristiana. Según este autor, esa fecha sería también el día que Cristo fue concebido en el vientre de María. Afirmó eso partiendo del principio de que la venida de Cristo marcó el inicio de una nueva creación. Habiendo establecido el 25 de marzo como la fecha de la concepción de Cristo, concluyó que Él nació nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.

Abril y mayo... ¡pero en el siglo segundo!

Clemente de Alejandría, anota que un grupo gnóstico fechó el nacimiento de Cristo al 20 de mayo del 3 d.C. Pero después, el mismo Clemente declaró a fines del siglo 2do, que algunos creyentes en Egipto celebraban el nacimiento de Cristo en abril. Eso revela algo interesante: ¡nuestros hermanos celebraban la navidad desde muy temprano!  Es decir, ¡no fue un invento tardío! 

Hipólito: 25 de diciembre

Hipólito, (170-236), consideró que Cristo murió el 25 de marzo; por tanto, afirmó que nació el 25 de diciembre. En su comentario sobre el libro de Daniel, hay una nota que indica que Cristo nació el miércoles 25 de diciembre.
Él tomó el ministerio de Zacarías y la combinación con los “seis meses” mencionados en la anunciación a María (Lucas 1:26). Así llegó a la conclusión de que la vida de Jesús, desde la concepción hasta la crucifixión, fue de 33 años, y que ambos eventos ocurrieron el 25 de marzo. Como en los casos anteriores, sumar los 9 meses resulta en el 25 de diciembre. 

La fecha del equinoccio vernal señala al 25 de diciembre

En el mundo antiguo, el calendario que usaban indicaba que la fecha del equinoccio vernal era el 25 de marzo. Esa era la fecha, en el hemisferio norte, en que los días comenzaban a alargarse, porque el sol amanecía cada día más temprano. Dado que uno de los nombres o títulos de Cristo en el Antiguo Testamento es ‘Sol de Justicia’ (Malaquías 4:2), los cristianos del inicio consideraban que era apropiado que Cristo hubiera sido concebido en esa fecha. 

Concilio de Nicea

Aunque hay una acusación contra Constantino, como si hubiera establecido la fecha del 25 en el siglo IV, el mismo día que se celebraba el culto al Dios Invicto, la realidad es otra. Fue el emperador Aureliano quien, en el año 274 d.C., estableció el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento del dios Sol. Con esto podemos notar que lo establecido por los cristianos nada tuvo que ver con lo pagano, aunque coincidieron en la fecha como hoy el día de la Reforma y la fiesta de las brujas.
Otro hecho notable es que para la época del Concilio de Nicea en el 325 d.C., la iglesia de Alejandría ya había fijado el día de la natividad y la epifanía. Hacia el 336 d.C., se celebraba la Navidad en la iglesia en Roma. En un almanaque llamado “El Cronógrafo del 354” se menciona el 25 de Diciembre como festejo del nacimiento de Cristo, (y aunque en ese calendario figura como 8  de enero, traspuesto al calendario actual resulta en 25 de diciembre). El obispo Julio I pidió en el 350 d.C. que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha. Luego, Liberio decreta este día como el nacimiento de Jesus de Nazareth en el 354 d.C.

Siricio y las iglesias de oriente: 25 de diciembre

En el 384, Siricio de Roma escribe al obispo de España haciendo referencia a la celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. Antes de estas fechas, en la iglesia del Este ya se festejaba el nacimiento de Cristo el 6 de enero. Pero para el 300 ellos deciden también cambiar el festejo al 25 de diciembre. Los padres capadocios ya predicaban sermones en Navidad el 25 de Diciembre del año 386 d.C.

Juan Crisóstomo: 25 de diciembre

Juan Crisóstomo, hacia el 386 DC, afirmó que la fecha cierta de la celebración del nacimiento de Cristo es el 25 de diciembre. Él observó que Zacarías pertenecía a la octava orden de sacerdotes. Según la forma en que los judíos calculaban las fechas de las órdenes sacerdotales, la octava orden estaría sirviendo en el templo del 2 al 9 de octubre del año 5 a.C. Seis meses después, María visitó a Elizabet, cuando recién había concebido a Cristo. La fecha sería marzo. Luego de una gestación de nueve meses, Cristo habría nacido en diciembre. 

Ambrosio: 25 de diciembre

Ambrosio, quien murió en el 397, escribió una serie de himnos conmemorando la natividad de Jesús alrededor del 25 de Diciembre.

Un bien fundamentado cálculo 

En 25 de diciembre no se ha establecido al azar, sino en referencia a otras fechas. El nacimiento de Jesús viene relatado en los evangelios de Mateo y Lucas. Estas son nuestras fuentes más antiguas acerca de su nacimiento. 

El oriente cristiano celebra el 23 de septiembre el anuncio de Gabriel a Zacarías, padre de Juan Bautista. Esta fecha se entrelaza con el Anuncio del Ángel a María, seis meses después, luego la natividad de Juan Bautista y nueve meses después de la Anunciación de la Natividad del Señor.

El Evangelista San Lucas, en 1:5-14 afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según 1:24-36, Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan.  

Lucas hace una referencia al edicto de César Augusto, (Censo de Quirino, 6-7 a.C.), y da otra referencia interesante: Zacarías pertenecía al turno de Abdías que era el 8vo. Los sacerdotes hijos de Aarón estaban distribuidos en 24 sebaot, (clases, grupos) y turnos perennes de servicio al culto del templo. La cuestión sería definir la fecha en que le tocó a lo largo del año.

El hallazgo del calendario de los Jubileos de Qumrán ha dado pistas a los investigadores. Cada grupo o clase oficiaba en el templo por una semana, de sábado a sábado.

El calendario era solar y no lunar y según referencia exacta, el turno de Abdías le tocó servir en el templo dos veces: la primera, el 14 del tercer mes. La segunda, del 24 al 30 del octavo mes. Esto correspondería a los últimos diez días del mes de septiembre. Contando 9 meses, Juan habría nacido en Junio. Luego, Jesús habrá nacido a fines de Diciembre.

Detallándolo más:

1Cronicas 24:7-19, indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno. Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio (del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo). Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería aparentemente compatible con la indicación de la Biblia (Lucas 2:8), según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Además, debe tomarse en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre, época de intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.

Pero, como los turnos eran semanales, tal y como lo confirman los manuscritos del Mar Muerto, descubiertos en Qumrán, cada grupo servía dos veces al año y nuevamente le correspondía al grupo de Abdías el turno a finales de septiembre (del 24 al 30 del octavo mes judío). A esto se refiere Lucas 2:1-3.  Si se toma esta segunda fecha como punto de partida, Juan habría nacido a finales de junio y Jesús a finales de diciembre. 

¡Feliz Navidad! 




1-Jesús recordado, el cristianismo en sus comienzos. James Dunn
2- Esta teoría ha tomado fuerza luego de la publicación de Thomas Talley llamada The Origins of the Liturgical Year, (Collegeville, Minn. 1991).
3- The Free Dictionary. Consultado el 4 de diciembre de 2014: Pascua.

Referencias:
Ballesteros, Juan M., ‘La Historia de Navidad’,
Héctor Velis-Meza, ‘Orígenes de palabras y tradiciones relacionadas con la Navidad’, en ‘Palabras con Historia: El Blog de Héctor Velis-Meza’
Kelemen, Lawrence, The Real Story of Christmas (‘La Verdadera Historia de la Navidad’), http://www.simpletoremember.com/vitals/Christmas_TheRealStory.htm
Kelly, Dr Joseph, The Origins of Christmas (El origen de Navidad).
Tighe, William, Calculating Christmas (El cálculo de la fecha de la Navidad), en la revista Touchstone.